Tal vez la peor deficiencia en el entorno del gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, tiene que ver con sus estrategas de comunicación.
Quienes tienen a su cargo estas estrategias parecen no saber que una función fundamental de la comunicación de gobierno es la de contribuir a generar gobernabilidad, es decir la capacidad para que las decisiones y los programas se puedan aterrizar.
Tampoco parecen entender que otros de los objetivos de una buena comunicación gubernamental son los de cumplir con la obligación de mantener bien informada a la sociedad de lo que hace su gobierno y el de contribuir a la construcción de una ciudadanía mejor informada y participativa.
La creación de una buena imagen del gobernador y de su administración es sólo la consecuencia de las anteriores, no su primera ni única función.
Dado lo anterior se entiende que desde el proceso de transición el equipo de comunicación de Aristóteles no haya sido un instrumento de apoyo del gobernador -ni de la administración en su conjunto- sino un lastre que los lleva de crisis en crisis.
Por los errores de los estrategas de comunicación han sido exhibidos y ridiculizados no sólo el propio gobernador y algunos de los miembros de su gabinete, sino también los diputados que integran la fracción del PRI en el Congreso del Estado y algunos alcaldes y exalcaldes.
Además se han tenido que tomar decisiones imprevistas y se ha obligado a modificar la agenda cada vez que los estrategas vuelven a fallar.
Provenientes de los círculos de la publicidad comercial y de la consultoría -es decir sin mucha experiencia en la comunicación gubernamental ni en el periodismo-, los estrategas de Aristóteles privilegian el uso de los presupuestos de la publicidad oficial como un intento de influir en los contenidos de los medios de comunicación, en lugar de privilegiar el diseño e implementación de una buena estrategia, basada en una agenda de acciones de gobierno acordes con las expectativas de la población, un buen cabildeo con los medios y una operación eficiente.
Bastantes experiencias han demostrado que basar una estrategia gubernamental de comunicación en la fórmula de usar con los medios la zanahoria de los presupuestos, para tratar de controlar los contenidos, tarde o temprano acaba agotándose y revirtiéndosele a quien la practica.
Sin ganas o sin las habilidades para el cabildeo con los medios, los estrategas de Aristóteles acuden a la vieja práctica de satanizar a los medios o periodistas críticos de la administración para ocultar sus deficiencias: “es aliado de Alfaro” es la acusación más socorrida por estos días.
En las crisis, se dice en el medio de la comunicación política, se sabe quién es quién. Y es en este rubro donde los estrategas de comunicación del gobernador de Jalisco muestran sus más claras deficiencias. No ha habido crisis durante la transición y ahora en el gobierno en la que no hayan dejado solos a Aristóteles Sandoval y al equipo.
Otra área donde han sido incapaces de articular una estrategia eficiente es en el entorno de la internet y las redes sociales, donde una y otra vez pierden oportunidades y batallas.
Aristóteles Sandoval les ha dado todo a sus estrategas de comunicación: presupuesto, nómina y confianza.
Y a cambio sólo ha conseguido que lo dejen solo.