Gilberto Pérez Castillo

Los resultados de las elecciones municipales de consejeros panistas celebradas el pasado domingo ratifican la incapacidad política del gobernador Emilio González Márquez y su equipo político y de gobierno.

Con toda la fuerza del poder, Emilio y su grupo político han sido incapaces de doblegar a un grupo panista, el de Francisco Ramírez Acuña, que ya no está en Casa Jalisco y que ya no cuenta con el poder gubernamental estatal.

De esta manera, Emilio y su equipo tendrán que resignarse a ver a su archienemigo Eduardo Rosales Castellanos reelegirse en la dirigencia estatal del PAN y verán esfumarse sus sueños de recuperar el control del partido y poder sustituir en la coordinación de los Diputados Locales panistas a su otro archienemigo Jorge Salinas Osornio.

Además, con escasas probabilidades de colocar a alguno de los suyos en las candidaturas a las alcaldías de la zona metropolitana, la expectativa política se antoja bastante complicada para el lado emilista y muy promisoria para la esquina de los rudos: la de Francisco Ramírez Acuña, Eduardo Rosales Castellanos y Jorge Salinas Osornio.

Todo esto, aunado al miedo que le ha demostrado el gobernador Emilio González al ex gobernador Francisco Ramírez Acuña, hace pensar que el escenario político más posible para el actual gobernador será el de cogobernar con el extitular de la Secretaría de Gobernación.

Derrotado una y otra vez por los ramiristas-rosalistas, y con un equipo político que ya demostró hasta el cansancio su incapacidad, Emilio González podría verse obligado a llegar a un acuerdo de más fondo (llámese cogobernar) con Francisco Ramírez Acuña, para hacer medianamente viable su proyecto de gobierno en lo que resta del sexenio.