La oposición se amordaza con dinero. Esa es la estrategia aplicada con éxito en Tlajomulco de Zúñiga por Salvador Zamora. Todos los representantes de su tibia oposición consiguieron un lugar en la nómina para ellos o sus familiares, fuera de la regiduría.
Tanto en el trienio 2018-2021 que está por expirar, como en el venidero 2021-2024, el Ayuntamiento cuenta con cuatro fracciones edilicias: el mayoritario MC, Morena (primera minoría), PAN y PRI con un edil cada uno.
En Morena resalta el cinismo de la familia Razón Miramontes. Sus miembros se cansaron de exprimir al PAN en Tlaquepaque, emigraron a Morena y, desde ahí –antes de ponerse la camiseta naranja–, se alimentaron de las arcas tlajomulquenses, donde Key Tzwa aún es regidor; sus hermanos Roberto e Israel son oficial del Registro Civil y “analista en la Secretaría General”, respectivamente.
De la fracción guinda se difundió el caso de la hija de la regidora Isabel Palos Leija; sin embargo, su entrada como empleada municipal ocurrió desde la administración de Alberto Uribe. No obstante, el grupo de Marcela Michel siempre las acusó de operar a favor de Zamora en la pasada campaña.
Otro “izquierdista” al servicio de MC es Misael Mercado Chávez, actual director de Programas Sociales Estatales y Federales en el municipio. Él fracasó buscando la nominación para la presidencia por Morena, pero el Partido Encuentro Solidario (PES) lo cobijó. Apenas ganó 3 mil votos, demostrando que su campaña era para ayudar a los emecistas. Hace dos meses volvió a la senda de Morena.
Al menos los de la 4T jugaron por momentos a ser incómodos, a diferencia de los azules y tricolores que nunca se escondieron como aliados. Los ediles Salvador Gómez de Dios (PAN) y Antonio Sánchez Flores (PRI) fueron un par de porristas, dejando constancia durante su posicionamiento por el tercer informe de gobierno de Salvador Zamora. Cómo no lo iban a ser, a través de Movimiento Ciudadano y de la nómina del Gobierno Municipal se hicieron del control total de sus partidos.
Sara Alejandra Estrada Galán cobra desde 2018 como la secretaria particular de Sánchez Flores. Pese a su juventud, se impuso como candidata a la alcaldía en un proceso interno donde muchos veían manos naranjas. Luego de una campaña casi invisible, el voto duro priista le dio un asiento en Cabildo. También Marcos Rosalío, presidente del PRI en Tlajomulco y segunda posición en su planilla, trabaja como asesor de su regidor.
Una dinámica similar aplicaron los panistas. En 2019 Elena Rivera Estrada asumió la dirigencia municipal, identificada con el grupo de “Don Chava” Gómez de Dios. No tuvo competencia y llegó como precandidata única. Obtuvo el tercer lugar en las preferencias electorales y será edil desde el 1 de octubre. Después de la licencia en campaña, retomó su cargo como jefa de Departamento en la Oficialía Mayor de Administración, en el Gobierno de Tlajomulco.
Es un secreto a voces que la nómina de este municipio es un nido para aviadores, familiares, compadres y personas sin méritos profesionales. Pero en el lugar uno de sus prioridades hay que colocar la compra de opositores. Su liga presupuestal es tan amplia que la estiran al cansancio, ¿alcanzará para seguir calmando voces en contra de un prospecto a la gubernatura? Ojalá que no se le reviente a Salvador Zamora en su clímax político.