Fátima Alejandra Reynoso Puga se resistió lo más que pudo a dejar una de las dos plazas que venía ocupando en dos oficinas diferentes del gobierno estatal: Directora de Comunicación Social en la Secretaría de Infraestructura y Obra Pública (SIOP) y Dictaminadora en el Congreso del Estado.
Exhibida en varios medios de comunicación, la funcionaria se defendía argumentando que su trabajo en el Ejecutivo lo desempeñaba durante la mañana y en el Legislativo por la tarde. Pero ella era parte de los burócratas que, luego de una revisión, fueron requeridos para que regresaran a cumplir con sus obligaciones laborales, bajo la amenaza de que perderían la plaza de no hacerlo.
Protegida seguramente por algún alto funcionario del gobierno estatal o del Congreso, Fátima Reynoso además incurrió en nepotismo, al llevarse a trabajar con ella a su hermano Pedro, quien se desempeña como Jefe de Información y Producción de Contenidos de su misma dirección en la SIOP; convirtiéndolo prácticamente en su brazo derecho.
Por fin, hace unos días apenas, Fátima Reynoso tuvo que dejar Comunicación Social de la SIOP.
Excesos e irregularidades graves -dobletear chambas en dos dependencias gubernamentales y nepotismo- que se siguen presentando por todos los rincones de la burocracia y que, a pesar de las pruebas, siguen sin castigo.