Por Hugo Luna

En la dirigencia estatal de Acción Nacional y los operadores políticos del gobierno del estado no entienden que Jorge Salinas Osornio está arriesgando el 6 de julio para no ganar. Los embates al PRI dejaran heridas difíciles de sanar. No habrá el mismo ánimo de cooperar con autoridades albiazules

Lo peor del caso es que ni siquiera va a ganar el PAN algunos ayuntamientos en la zona metropolitana. Están poniendo en riesgo la gobernabilidad a cambio de nada.

La guerra sucia contamina la relación política entre los partidos. El partido gobernante no ataca al partido opositor que va arriba en las encuestas, corre el riesgo de perder y, en este sentido, también arriesga la capacidad de gobernar al futuro.

Es decir, la capacidad de sacar adelante la agenda de gobierno está relacionada con el número de diputados locales y alcaldes. A mayor número de legisladores y munícipes del PAN, mayor fuerza tiene el Gobernador, siempre y cuando mantenga una relación buena con su partido. Es obvio que en una democracia el jefe del Ejecutivo estatal pretenda y trabaje para que su partido cuente con más diputados y presidentes municipales, y la oposición menos.

Cuando se trata de guerra sucia, el partido en el poder tiene un difícil equilibrio que lograr. Por un lado, debe atacar a la oposición para que ésta no tenga tantos legisladores y alcaldes pero, por el otro, no puede atacarla de más porque corre el riesgo de crear una oposición muy herida que no deje gobernar.