Los diez gobernadores que integran la Alianza Federalista y que ayer decidieron dejar de pertenecer y participar en la Confederación Nacional de Gobernadores (CONAGO), equivocaron la estrategia y eligieron un mal camino.

La causa de sus problemas que derramaron ayer en la rueda de prensa ofrecida luego de su reunión en Chihuahua, no es la Conago sino el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador. Y es que, efectivamente, no les falta razón al quejarse que esa Confederación ya dio lo que tenía que dar -la verdad nunca dio mucho-, y quizás sea ya innecesaria su existencia frente a la 4T.

Pero no será creando otra confederación -ya anunciado-, como lograrán atraer la atención de López Obrador, hacer que los voltee a ver y los escuche, como se quejaron que no lo hizo en su última reunión en San Luis Potosí, y resolver las necesidades que tienen. Lograrán esto último sólo si ese nuevo bloque de gobernadores nace declarándole la “guerra” al lópezobradorismo, aunque no es garantía de que obtendrán lo que quieren, más allá de llamar la atención.

Ya está demostrado: López Obrador tiene un proyecto muy bien trazado y está empeñado en cristalizarlo con quien considera que debe de acompañarlo. Nadie más. Y en este proyecto, seguramente que tiene muy claro cuál es el papel que deben o pueden jugar los gobernadores, tanto los de Morena como los de oposición, pero los tomará en cuenta de acuerdo a sus conveniencias, con o sin Conago, sean de la Alianza Federalista o de algún otro bloque llámese como se llame.

De hecho, aunque los Mandatarios “rebeldes” insisten en que no buscan confrontarse, habrá que esperar cómo toma López Obrador su decisión de salirse de la Conago, que puede ir desde un desdén -como creo que lo será- hasta un mensaje “entre líneas” de lo que puede venir después con ellos. Por lo pronto, ya dijo que son libres de salirse de la Conago, lo que significa que a él le da igual dónde o cómo estén organizados los gobernadores.

El riesgo de la decisión de esta decena de gobernadores es que el gobierno federal endurezca su postura hacia ellos utilizando diversas artimañas que lleven, principalmente, a retrasarles la entrega de recursos u otros apoyos que los estados reclaman. O, bien, que comiencen a “apretarles las tuercas” en acciones o decisiones que corresponden a los Ejecutivos estatales y que, de alguna manera, recibían la ayuda de la federación. Vamos, el dejarlos que se “rasquen con sus uñas”, puede ser otro recurso del que eche mano el lópezobradorismo.

Y si de apretar se trata, hay que ver qué tanto logran rescatar del gobierno federal los legisladores -diputados o senadores- de cada entidad. Quizás adviertan que se les comienzan a cerrar las puertas o que “les digan que sí, pero no les digan cuándo”. Las armas que tiene el lópezobradorismo para actuar contra los estados no son pocas.

Sin duda son justas las demandas de los gobernadores de la Alianza Federalista, pero para casos prácticos, reitero que creo que fallaron en su estrategia. Por supuesto que anunciar su salida de la Conago es un buen golpe mediático, pero no creo que logren con ello obtener algo de López Obrador.

Y, ojo, habrá que estar también muy atentos al ego de los gobernadores, porque en una de esas hasta entre ellos se andarán peleando por el liderazgo del grupo, pues más de uno se saborea participar en el 2024 y el bloque al que pertenece es un excelente trampolín.

Al tiempo…