El 20 de noviembre de 2014, luego de que Ricardo Villanueva Lomelí -hoy rector de la Universidad de Guadalajara-, renunció como secretario de Planeación, Administración y Finanzas (SEPAF), en mi columna “Entre Semana” -publicada entonces en el periódico Crónica Jalisco-, escribí lo siguiente:

“(…) ¿Por qué renuncia Ricardo Villanueva a su cargo tan anticipadamente si, para empezar, el PRI aun no lanza la respectiva convocatoria para elegir candidatos a las presidencias municipales y diputaciones locales? El domingo pasado, durante la sesión del Consejo Político Estatal se anunció que sería en la segunda quincena de diciembre cuando eso suceda, y de ahí que la única respuesta que encontramos a esta interrogante es un posible anuncio lanzado desde Palacio de Gobierno:
“No se hagan bolas, el candidato es Ricardo Villanueva Lomelí…”, dixit Carlos Salinas de Gortari sobre Luis Donaldo Colosio en aquella reunión del priismo”.

Y así sucedió poco más de un mes después. El 27 de diciembre de ese año, Villanueva Lomelí se registró como precandidato único del PRI a la presidencia municipal de Guadalajara, cuando también aspiraban a esa posición Miguel Castro Reynoso y Claudia Delgadillo.

Lo mismo sucedió con el hoy gobernador Enrique Alfaro Ramírez. Cuando él declaraba a los medios, primero, que no sabía si sería candidato o no en 2015 y, luego, de que no decidía si lo sería para la alcaldía de Guadalajara o Zapopan o, incluso, repetir en Tlajomulco, y algunos analistas y/o comentaristas le seguían el juego, afirmé que sí sería candidato y que lo sería para Guadalajara. Y así ocurrió.

Hoy traigo a colación la misma famosa frase salinista para afirmar:

“No se hagan bolas, el candidato es Ismael del Toro Castro…”, para buscar reelegirse como presidente municipal de Guadalajara, por mucho que otros, como Jesús Pablo Lemus Navarro, se “ofrezcan” como posibles relevos “por si se ofreciera”, tal y como lo declaró el alcalde de Zapopan al periódico Mural el lunes pasado, tema del que hablaremos en otra entrega.

La candidatura de Del Toro Castro para reelegirse en 2021 nunca ha estado en duda y mucho menos en peligro -pese al “ruido” que han metido sus detractores o adversarios políticos dentro y fuera de Movimiento Ciudadano-, pues esta decisión responde al proyecto político construido por el grupo compacto -y subrayo “grupo compacto”, integrado por quienes quedaron de aquellos jóvenes que renunciaron al PRI en 2005-, de Movimiento Ciudadano años atrás.

Este proyecto, aunque se desgasta solo, parece que no podrá derrumbarlo nadie ajeno a este “grupo compacto”, por mucho que hoy ocupe un cargo de elección popular por MC o se diga alfarista. Estos acuerdos están “blindados” y difícilmente serán incumplidos.

Si en 2018 Ismael del Toro llegó a la presidencia municipal de Guadalajara es porque ya estaba decidido que en 2021 repetirá la candidatura -un nuevo triunfo dependerá de los tapatíos-, y porque en 2024, si logra reelegirse en la capital, será el candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura, salvo una enorme sorpresa para lo que puedo apostar que ya tienen un “Plan B”. Y estoy seguro que ni exagero ni especulo. Es la realidad de un proyecto político que hasta el momento se ha cumplido prácticamente al pie de la letra, salvo algunos desajustes que no lo debilitaron ni mucho menos lo descarrilaron.

Es cierto, falta tiempo aún para que los partidos políticos definan sus candidaturas, mucho más para que arranquen las precampañas y aún más para iniciar las campañas, pero no debe ignorarse que si alguien dentro del partido Movimiento Ciudadano tiene ya la candidatura “amarrada” -salvo una enorme sorpresa, reitero-, es Ismael del Toro.

Y con esa garantía llegará a rendir su segundo informe de gobierno.

Y si no, al tiempo…