Gilberto Pérez Castillo

La organización y la movilización de la ciudadanía son un síntoma de hartazgo.

Cuando los ciudadanos se organizan y empiezan a dedicar horas de su tiempo a involucrarse en causas para defender sus intereses, normalmente están diciendo que las autoridades ya llegaron al límite de lo tolerable.

En los últimos meses, sin el concurso de partidos políticos o de personajes con tintes partidistas, han ido apareciendo muestras claras de organización y movilización ciudadana que los gobernantes y los partidos políticos aún no leen como deberían hacerlo.

La reciente Cumbre Ciudadana, que reunió a representantes de un buen número de colonias de la zona metropolitana, es sólo una pequeña muestra del hartazgo que la gente tiene ante la corrupción de las autoridades municipales que todos los días violan los derechos de los colonos al permitir la instalación de negocios o condominios en lugares donde no deberían existir de acuerdo a la reglamentación de cada zona de la ciudad, deteriorando día a día la calidad de vida de los vecinos.

La organización Ciudad para Todos, que surgió para exigir un modelo de movilidad urbana que privilegie al peatón, al ciclista y al transporte masivo, por encima del automóvil, es una reacción a la indolencia de las autoridades y a una política equivocada y sostenida de movilidad, que ha provocado el caos vial en el que vivimos a todas horas, todos los días en la zona metropolitana.

Los grupos de ciclistas organizados que cada semana salen a pedalear son otra llamada de atención de un segmento de la ciudadanía que quiere transportarse en este medio con seguridad por toda la ciudad y todos los días de la semana, y no únicamente los domingos de Vía Recreactiva.

La organización ciudadana en contra del llamado Placazo ha sido sin duda una de las más grandes y contundentes muestras del sentir de la población hacia sus gobernantes.

Sin embargo, ante estas claras muestras de organización y resistencia ciudadana, ni los gobernantes ni los partidos políticos han demostrado entender el mensaje ciudadano y están demostrando no tener una clara idea de cómo responder a las nuevas exigencias sociales.

La cerrazón o la intención de ignorar a estas expresiones de la sociedad no hacen más que demostrar que las autoridades no son sinceras cuando hablan de desear la participación ciudadana en la toma de las decisiones.