Al cierre de la semana pasada, apenas 72 horas después de reunirse con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, en Casa Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez y Ricardo Villanueva Lomelí escenificaron un nuevo “round” verbal que demuestra que en el gobernador no existe el ánimo de reanudar no sólo el diálogo sino la buena relación con la máxima Casa de Estudios y sus autoridades, y que, por otro lado, que el rector general parece no dejará pasar ningún “golpe” sin responderlo.

Al menos así lo demostraron el jueves y viernes pasado, cuando Alfaro Ramírez y Villanueva Lomelí intercambiaron mensajes nada amistosos. El gobernador declaró el jueves pasado a los medios:

“Yo veo un rector consciente de la responsabilidad histórica que tiene, y creo que, evidentemente, él tendrá que mostrar en los siguientes días, en los siguientes meses, que ese compromiso que ha expresado, lo pueda honrar con trabajo, con determinación para tomar decisiones que le van a dar a la universidad una nueva perspectiva y que pueden ser de gran valor para el futuro de Jalisco; es decir, hay una posibilidad histórica de que la universidad recomponga el rumbo y que fortalezca su relación, no sólo con el gobierno del Estado sino con los poderes púbicos del Estado y, a partir de eso, la universidad pueda servirle mejor al pueblo de Jalisco”.

Al día siguiente, a través de un comunicado de prensa, el rector general le contestó en estos términos:

“La UdeG siempre ha sido de los jaliscienses. Esta es la Universidad que más atiende a jóvenes de bajos recursos en todo México; es de los jaliscienses más desprotegidos, y lo empezó a hacer a partir de la idea de la Red Universitaria en los años 90”. Y luego se refirió al tema que más le gusta y parece preocuparle al gobernador, cuando señaló:

“Coincido plenamente que la Universidad no debe meterse a los partidos políticos, hay una coincidencia plena con el gobernador. Pero de igual manera, el Gobierno del Estado no debe meterse a los partidos políticos. Ni el Rector General ni el Gobernador debemos opinar sobre quienes son ‘buenos candidatos'”.

Y luego refiere el comunicado de prensa: “Recordó (Villanueva) que muchos universitarios participaron activamente en la campaña a gobernador de Enrique Alfaro, apoyando a Movimiento Ciudadano, incluido el rector general de ese tiempo, pero siempre lo hicieron a título personal, no a nombre de la Universidad. Reiteró que sería bueno que el gobernador recuerde también esos momentos”.

Por supuesto que al “rector general de ese tiempo” que se refirió Villanueva Lomelí y que participó “activamente en la campaña a gobernador de Enrique Alfaro” fue Tonatiuh Bravo Padilla (en la foto con Alfaro en campaña), aunque para la campaña de Alfaro ya no era Rector General, pues renunció al cargo el 16 de marzo de 2018 para ser candidato a diputado federal por Movimiento Ciudadano, cuando aún le quedaba poco más de un año para cumplir su gestión al frente de la Universidad. En esos tiempos de campaña el rector general era Miguel Ángel Navarro, quien concluyó el periodo de Bravo Padilla el 31 de marzo de 2019.

Bravo Padilla no sólo fue diputado federal por Movimiento Ciudadano sino hasta coordinador de toda la bancada de MC en San Lázaro, pero renunció luego para ser candidato de Hagamos Jalisco a la presidencia municipal de Guadalajara en las elecciones del 2021.

Estamos a un día de que se cumpla el primer mes de la muerte de Raúl Padilla López y a dos de que Ricardo Villanueva Lomelí rinda su informe de actividades, precisamente el día en que el finado líder político del Grupo Universidad hubiera cumplido 69 años de edad. ¿Qué ánimo reinará dentro y fuera del Gobierno del Estado y de la Universidad de Guadalajara previo y durante estos dos eventos, luego de que ya se demostró que en el primero quieren mantener un discurso de confrontación?

Pese a que hace ocho días sostuvieron su primer encuentro, y aunque hay quien nos quiere hacer creer que ya comenzaron a negociar sin mayores complicaciones, de acuerdo a lo que sucedió el jueves y viernes pasado yo puedo decir que aún “el horno no está para bollos”.

Y si no, al tiempo…