Desde que logró reelegirse como presidente municipal de Zapopan, Jesús Pablo Lemus Navarro puso en la mira de su futuro político la presidencia municipal de Guadalajara, en la segunda mitad del sexenio alfarista, para convertirse en candidato natural de Movimiento Ciudadano a la gubernatura, no obstante que propios y extraños sabían que el entonces alcalde Ismael del Toro Castro buscaría reelegirse y ser el siguiente del Grupo Compacto en buscar llegar a Casa Jalisco, como era el proyecto original.

Pese a que Movimiento Ciudadano lo perfiló para ser candidato a diputado local en los comicios del 2021, las circunstancias se pusieron a su favor, Del Toro renunció a buscar la reelección y el camino quedó despejado para que Lemus Navarro se convirtiera en el candidato a gobernar la capital del estado, en un proceso irregular, ilegal e inconstitucional que le permitió una segunda reelección ahora en Guadalajara.

Desde el primer día de su gobierno en la capital, Jesús Pablo comenzó a trabajar con miras al 2024, con su estrategia de “invadir” las redes sociales con cuanta ocurrencia tenía, rayando en actos de frivolidad, poco serios para quien gobierna la segunda ciudad más importante del país. Sin embargo, comprobado de que eso le daba popularidad y lo colocaba a la cabeza en las encuestas de conocimiento y preferencia electoral, se mantuvo en esa tónica hasta que inocente, absurda y tontamente incurrió en su “error de noviembre”, colocándose él mismo la soga al cuello y perder así todo lo que había ganado entre un sector del emecismo jalisciense.

La historia que provocó su soberbia, el creer que sólo él le aseguraba el triunfo a Movimiento Ciudadano en el 2024 y sentirse imbatible al interior del partido, menospreciando al dirigente estatal y a los demás aspirantes a la candidatura, es ya por todos conocida. Como lo es también el recule que tuvo que hacer en la Convención Nacional emecista ante la “crema y nata” del partido a nivel nacional, donde se disculpó con todo el emecismo jalisciense y particularmente frente a Clemente Castañeda, además de ensalzar la figura del gobernador Enrique Alfaro Ramírez.

Ahora que ha quedado rezagado de la contienda interna, en la que le sacan ventaja Castañeda, Alberto Esquer y Salvador Zamora, Lemus Navarro “patalea” en busca de ganar terreno perdido y no se detiene a dar “golpes debajo de la mesa” con el propósito de desgastar a sus adversarios. Incluso, le han achacado algunos de esos “golpes” en contra del propio gobernador, a través de algunas “filtraciones” en su contra.

Ahora, cuando se vuelve a ver en desventaja al no tener justificación para hacer giras al interior del estado como naturalmente, por razones de sus cargos, lo hacen Alberto Esquer y Clemente Castañeda, se queja y logra que desde Casa Jalisco supuestamente pongan “freno” a dichas giras que podrían ser señaladas como actos anticipados de campaña.

Logrado el objetivo y reconociendo que está en desventaja, ahora Lemus Navarro asegura que no “sudará calenturas anticipadas”, cuando ya las sudó desde que llegó a la alcaldía de Guadalajara y hasta que lo enfriaron en aquella Convención Nacional emecista del cinco de diciembre.

Hoy su discurso está muy alejado de aquel con tufo triunfalista que emitía en cuanta oportunidad tenía: “Estoy tranquilo, cauto, enfocado en mi chamba y no quiero sudar calenturas anticipadas de algo que no nos toca hoy. Creo que todos debemos demostrar seriedad a la ciudadanía, porque a mi me eligieron para hacer mi trabajo como alcalde de Guadalajara y no puedo andar con distracciones, con giras, con cosas que no están dentro de mi rol como alcalde”.

Ver para creer. Ahora resulta que Jesús Pablo Lemus no hará todo lo que sí hizo desde el primero de octubre del 2021 hasta el cinco de diciembre del 2022, cuando le aplicaron el “estate quieto”.