En mi entrega del primero de marzo pasado, titulada Alfaro: Maneja la sucesión o naufraga el proyecto, referí lo siguiente:

“(…) Al no lograr la candidatura presidencial, una de las tres opciones que tiene el gobernador Alfaro, y la que considero más probable -en este momento-, es quedarse a concluir su sexenio hasta la medianoche del cinco de diciembre del 2024, por una simple e indiscutible razón: Porque sólo él puede operar con éxito la sucesión de Jalisco en Movimiento Ciudadano. Así de simple”.

Y luego agregué: “Por eso, ante el actual escenario que vive en su interior Movimiento Ciudadano y el panorama externo que no es muy halagador, es que planteo -por ahora, pues falta mucho tiempo y todo puede suceder-, que el gobernador Enrique Alfaro se quedará en Jalisco a manejar el proceso sucesorio en su partido y buscar entregarle a uno de los suyos la batuta naranja por al menos otros seis años, la noche del cinco de diciembre del 2024”.

No tuvimos que esperar mucho -apenas poco menos de dos meses y medio-, para que los hechos nos volvieran a dar la razón y advertir que la lucha al interior de Movimiento Ciudadano por la candidatura al gobierno del Estado no será “un día de campo” ni para los aspirantes ni para el dirigente estatal, Manuel Romo Parra, y ni para el Gran Elector, el gobernador Alfaro Ramírez. Los “jaloneos” internos apenas comienzan, y parece que en esto el munícipe Jesús Pablo Lemus Navarro no está dispuesto a dar tregua alguna y buscará recuperar terreno del que se creía ya dueño desde que llegó a la presidencia municipal de Guadalajara.

Esto puso en “aprietos” a Enrique Alfaro y a Manuel Romo, quienes hoy tratan de recomponer lo descompuesto.

Lo que comenzó como un simple encuentro entre el gobernador y tres de los aspirantes a la candidatura el sábado en Casa Jalisco, terminó provocando que se les hiciera “bolas el engrudo” y obligó a que Romo Parra tuviera que convocar ayer a una repentina y de última hora rueda de prensa para tratar de “maquillar” y enderezar todo lo sucedido en esa reunión previa a la pelea de “El Canelo” contra Ryder, Y todo porque Castañeda acudió a dos reuniones con simpatizantes en Autlán y Tepatitlán, previamente organizadas y no vetadas en Casa Jalisco ni en la casona de la avenida La Paz -aunque quizás alguien fue a quejarse a la primera-, y porque Lemus declaró que no sólo Alfaro Ramírez debería de decidir quién es el candidato sino también Dante Delgado.

Si una “intrascendente” reunión de “amigos”, encabezada por el mismísimo gobernador Enrique Alfaro, provocó todo este embrollo al interior de MC, ¿qué se puede esperar que suceda en la lucha por la sucesión, si el Mandatario decide separarse de su cargo para ir en busca de una candidatura? Sin duda se registraría una verdadera “carnicería” naranja, una guerra intestina con la que naufragaría y fracasaría el proyecto del Grupo Compacto.

Estos días ya vimos que la contienda interna en Movimiento Ciudadano por la candidatura al gobierno estatal no será fácil, y que se necesitará del “manotazo” del líder político del grupo sobre la mesa, para que nada se salga de control o cuando menos que no provoque que la sucesión sea incontrolable. or eso auguró que concluirá su gestión para manejar su sucesión.

Y lo que ha sucedido a partir de aquella mesa sabatina donde se le prometió a los aspirantes “piso parejo” por quien tendrá el control del proceso interno, confirma que Movimiento Ciudadano no tendrá otra opción que aceptar la propuesta de Clemente Castañeda: candidato de “unidad” (vulgarmente “dedazo”) sin proceso interno… o el caos.

Y lo de las giras a los municipios, causa del escándalo, es apenas una prueba…

Y si no, al tiempo…