En los países democráticos existe la figura del Cabildeo, que no es más que las acciones de convencimiento que realizan organismos públicos, privados y sociales para convencer al Congreso de que sus leyes y sus reformas se encaminen hacia un lado o hacia otro.
Por eso, cuando una propuesta de ley o una acción legislativa están en camino se considera legítimo que aquellos que están involucrados o que podrían ser afectados traten de convencer a los legisladores de las bondades de sus posiciones.
A pasarse el asunto de los límites de Jalisco con Colima, lo normal sería esperar que ambas partes emprendieran acciones de Cabildeo para inclinar la balanza a su favor.
El Gobierno de Colima hizo su tarea, el de Jalisco no.
Cuando los responsables del Gobierno de Jalisco se dieron cuenta de que Senadores tan influyentes como Manlio Fabio Beltrones ya habían sido cabildeados y convencidos por los colimenses, pusieron grito en el cielo y rompieron el proceso que se seguía en el Senado y que ellos mismos habían aceptado.
Ahora piden que el asunto regrese a la Corte.
Este episodio no hace más que dejar en claro que quienes en el Gobierno de Jalisco tienen en sus manos el asunto de los límites con Colima no están haciendo bien su tarea.
Si el asunto se resuelve en contra de Jalisco, que no vengan luego a echarle la culpa a Manlio Fabio Beltrones, al Gobernador de Colima o a los Ministros de la Corte de sus deficiencias.