Gilberto Pérez Castillo

Tiene razón Yehezkel Dror cuando dice que tal vez la más grande deficiencia que tiene la democracia es que ésta sólo asegura que gobernará el que tenga más votos, no el más capaz.

Por esta gran deficiencia del modelo democrático es que personajes como Palemón García Real pueden llegar al poder, y hacer gran daño.

La historia de Palemón, actual alcalde priista de Tonalá, que ha brincado estos tres años de escándalo en escándalo, es la de tantos políticos incultos y sin formación política que hemos padecido por todos los rincones del país.

La pequeñez política de Palemón se empezó a notar con claridad desde su propia campaña, cuando pasó de tener una amplia ventaja respecto de su contrincante del PAN a casi perder la elección por los errores cometidos.

Una vez instalado en el gobierno al priista le surgió el dinosaurio que traía dentro y acudió a la conformación de un clásico equipo de gobierno, comandado por un círculo cerrado de incondicionales que comparten con él la falta de preparación y la estrechez de miras. Palemón repitió la receta de los gobernantes mediocres que prefieren rodearse de otros mediocres para apenas alcanzar a sobresalir.

La lista de los agravios cometidos por Palemón y su equipo cercano en el gobierno es bastante larga, algunos de ellos ya se los cobraron en las urnas los tonaltecas a Joaquín Domínguez, a quien el actual alcalde tonalteca escogió y promovió para que lo sucediera.

Palemón empezó su administración peleándose con parte del grupo político que lo llevó al poder, lo que se reflejó en los primeros ajustes al equipo de gobierno.

Luego fue atrapado utilizando recursos públicos para construir una granja en un terreno de su propiedad. La salida que le quiso dar Palemón a la ilegalidad fue realmente patética.

Vendría enseguida la evidencia de otras irregularidades cuando sobrevino el enfrentamiento violento en un carril donde se jugaban con periodicidad carreras de caballos y donde salieron a relucir personajes del narcotráfico y hasta granadas de fragmentación. Entrevistado a la mañana siguiente de los hechos, el alcalde tonalteca ignoraba aún los graves hechos.

En su primer informe de gobierno también fue descubierto Palemón haciendo de las suyas: informó obras que aún no existían y las cifras de los costos de lo realizado no coincidían con las realmente pagadas.

Lo que parecía al principio un simple error de redacción se convertiría después en una seria sospechas de malos manejos del erario público.

Un acto de prepotencia del alcalde, quien en estado de ebriedad se enfrentó a una patrulla de policías estatales que intentaron hacerle una revisión de rutina, como la que le hacen al resto de los ciudadanos, al encontrarlo acompañado a altas horas de la noche en su camioneta, avergonzó de nueva cuenta a los tonaltecas.

Tratando de distraer la atención de la opinión pública por el escándalo con los policías estatales protagonizó una grotesca puesta en escena para impedir que se aplicara la ley a transportistas piratas a los que él les había dado irregularmente permiso para otorgar el servicio de transporte público.

Una serie de compras extrañas de terrenos son otro tema escandaloso que marca la administración de Palemón. Entre estas compras llamó la atención aquella de un millón de pesos para adquirir una roca que al ser golpeada suena como una campana, y que no tiene ningún valor histórico ni arqueológico.

También, un día desaparecieron 7.5 millones de pesos de la cuenta de banco del Ayuntamiento, supuestamente como un acto de cibernautas ladrones, pero las explicaciones que se dan del hecho no acaban por dejar satisfechos a la mayoría.

Tantas irregularidades que hasta ahora se han conocido acabaron por orillar a regidores de oposición, y hasta algunos del propio PRI, a acordar la remoción del tesorero municipal, obligando a Palemón a prescindir de quien venía actuando como su brazo derecho en materia de dinero.

Por eso, cada día que pasa nos damos cuenta del desorden financiero que impera en el gobierno de Palemón y nos enteramos del mejoramiento patrimonial del alcalde y su círculo cercano. El adeudo millonario a Pensiones del Estado y a muchos proveedores pone más elementos de interés para hurgar en las cuentas del alcalde tonalteca.

Si realmente hay justicia en Jalisco y se quiere empezar a combatir la impunidad de los políticos en este estado, Palemón García y sus incondicionales deberían ser sujetos pronto de una investigación seria y profunda.

Y si las sospechas fundadas que ya existen de malos manejos se confirmaran, deberían ser sujetos del castigo que las leyes señalan, sin negociaciones y sin arreglos por debajo de la mesa. *Publicado en el Semanario Crítica el 23 de Octubre de 2006.