En las próximas semanas se sabrá que todo el show que armó el Gobierno Federal para incautar en Jalisco 118 mil toneladas de maíz a supuestos acaparadores no fue más que una puesta en escena más para hacerles creer a los mexicanos que la administración de Felipe Calderón se preocupa por la economía popular.

El hecho de que no haya detenidos aún es el primer indicio de que sólo esperarán a que pase la atención de la opinión pública sobre el asunto para darle carpetazo al golpe espectacular.

Los propietarios del maíz asegurado tienen los elementos necesarios para demostrar que esos inventarios no pueden calificarse legalmente de acaparamiento.