Gilberto Pérez Castillo

Las ambiciones políticas de Arturo Zamora Jiménez y Emilio González Márquez, el desdén de estos dos personajes hacia los alcaldes de Tlaquepaque, Tonalá y Tlajomulco, el error de dejar el proyecto del Instituto Metropolitano en manos de quien aspiraba a dirigirlo y la coyuntura política acabaron por hacer fracasar el último intento de crear una entidad que resuelva desde una visión metropolitana algunos problemas que ilógicamente ahora enfrentan, a su manera, cada uno de los municipios que integran la zona metropolitana.

Cómo se recordará, desde sus campañas para alcaldes de Guadalajara y Zapopan, tanto Emilio González Márquez como Arturo Zamora Jiménez se comprometieron a impulsar la creación de un instituto metropolitano para empezar a trasladarle a esta entidad asuntos que les son comunes a los municipios de la zona metropolitana y que, de manera diferente e ineficiente, cada uno maneja ahora. Sin embargo, ambos dejaron sus respectivos gobiernos municipales dejando el proyecto en el papel.

Asuntos como la recolección y disposición final de la basura, el alumbrado, los servicios médicos de urgencias, la seguridad pública y las grandes obras de infraestructura vial deberían estarse administrando desde hace tiempo de forma metropolitana y no, como se hace ahora, por cada ayuntamiento, pues resulta claro que, administrados con visión intermunicipal, se pueden encontrar soluciones más eficientes.

Al día de hoy, cada gobierno municipal tiene su propia policía y sus propias estrategias de seguridad pública, como si los fenómenos de la inseguridad fueran diferentes en Guadalajara, o en Zapopan, o en Tlajomulco.

En el tema de la recolección de basura el tema también es complejo: Guadalajara tiene concesionado el servicio de recolección, Zapopan se está peleando en tribunales con un concesionario, Tlaquepaque y Tonalá recogen directamente y Tlajomulco está entrando al esquema de la concesión. Y cada uno de estos municipios busca de manera independiente la forma de resolver el destino final de su basura.

Estos dos casos anteriores son dos simples botones de muestra de lo que debería estarse resolviendo ya con visión metropolitana y no con cinco visiones diferentes e imprácticas.

Pero Emilio González y Arturo Zamora, que llegaron a las alcaldías como precandidatos a gobernador, por sus ambiciones de poder y por anteponer sus propios protagonismos dificultaron la creación del proyecto que conformaría el Instituto Metropolitano. Ambos querían ser los padres y las figuras centrales del proyecto, y por lo tanto llevarse los méritos y los aplausos, y eso acabó dificultado su creación.

Otro factor que influyó para que el proyecto del Instituto Metropolitano fracasara fue el desdén con el que Emilio y Zamora trataron a los alcaldes de los otros tres municipios. Los entonces alcaldes de Guadalajara y Zapopan creyeron que bastaba con que ellos dos se pusieran de acuerdo en el diseño del Instituto para que los otros tres simplemente lo ratificaran sin ser consultados. Esto generó una rebelión silenciosa de los desdeñados que frenó también la aprobación del frustrado instituto.

El tercer elemento que lo hizo fracasar fue que el Instituto Metropolitano aún no nacía y su dirección ya tenía destinatario. José Luis Cuellar Garza, entonces coordinador de asesores de Arturo Zamora, tenía el ofrecimiento de su jefe de ser el primer titular del Instituto, por eso lo diseñó a su gusto y, aunque aún no se aprobaba, ya trabajaba hasta en el diseño de la nómina y de su propio y jugoso sueldo. También se adjudicaba una serie de atribuciones y de presupuestos que acabaron irritando a los alcaldes inconformes.

Finalmente, el ambiente político previo a la elección de Gobernador del Estado terminó por echar por la borda la creación del Instituto Metropolitano, que prometieron Emilio González y Arturo Zamora.

Los próximos tres años serán una oportunidad extraordinaria para concretar la creación de una entidad que ayude a resolver los problemas metropolitanos con una visión intermunicipal: Emilio González sabe de la necesidad de dar este paso, los alcaldes de los cinco municipios que integran la zona metropolitana serán panistas, el PAN podrá sacar las reformas que necesite en el Congreso del Estado y dentro de tres años no habrá elección de Gobernador del Estado que meta ruido al tema. *Publicado en el Semanario Crítica el 16 de Octubre de 2006.