Para muchos ha resultado bastante extraña la defensa a ultranza que ha venido haciendo el Gobernador Emilio González Márquez del Procurador Tomás Coronado Olmos, quien es acusado de abuso sexual de menores.
A Tomás Coronado se le acusa, nada y más y nada menos, del abuso sexual de una menor de edad y del encubrimiento de una violación a otra menor, ésta cometida por otro funcionario municipal, Martín Aguirre Aguirre. Estos delitos, según las denunciantes, se habrían cometido en las comidas mensuales que acostumbraban hacer algunos funcionarios del Ayuntamiento de Guadalajara en el tiempo en que Emilio González era el Presidente Municipal, y a las que eran frecuentemente llevadas menores de edad con fines sexuales.
Desde que surgió la primera denuncia, que el propio Tomás Coronado se encargó de entorpecer desde su posición de Procurador, en la que es juez y parte acusada, Emilio González de manera muy extraña ha salido a defender al Procurador más de lo que él mismo acusado ha hecho, ha confrontado a los acusadores y a los medios de comunicación, en un desesperado intento por tratar que el asunto se olvide.
Pero las víctimas y una parte de la sociedad no están dispuestas a permitir que la correspondiente investigación se realice con imparcialidad y objetividad ni a tolerar que los responsables queden impunes por ser poderosos o influyentes.
Ante las trabas puestas por Emilio González y Tomás Coronado para que aquí se realizará una investigación objetiva del caso, las víctimas de estos abusos acudieron a una fiscalía federal especial y ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, buscando protección y justicia.
De esta manera se cierra el cerco a Tomás Coronado y a su protector, el Gobernador Emilio González.
Tal vez nervioso porque el asunto se le está saliendo de las manos y por la información que pudiera empezar a surgir, Emilio González acabó por reconocer hace dos días que efectivamente la violación de la que se acusa a Martín Aguirre sí se cometió y que el Procurador sí estaba presente en el momento en que sucedieron los hechos.
Sin embargo, en su muy extraño empeño por defender al Procurador, Emilio González trata de defenderlo diciendo que Tomás Coronado le señaló ¡que no se enteró que en ese mismo lugar donde se encontraba se estaba cometiendo una violación!
Por supuesto que en su afán por defender a Tomás Coronado, el Gobernador acabó por echarlo de cabeza y dificultar aún más la defensa del acusado.
Para Tomás Coronado el Gobernador Emilio González actúa como su defensor de oficio pero ha demostrado ser un defensor sin oficio.