Gilberto Pérez Castillo

Como balde de agua fría debió caerle a Aduardo Almaguer Ramírez, el presidente del PRI en Guadalajara, el discurso de Beatriz Paredes del pasado viernes.
En su gira por Jalisco, antes de tomarles la protesta a los Consejos Políticos Municipales de la zona metropolitana, la dirigente nacional ese partido señaló con contundencia que el PRI debe buscar y regresar a sus filas a aquellos priistas que en el pasado dejaron sus filas o se fueron a otro partido.
La posición de la presidenta nacional contradice contundentemente la que ha venido sosteniendo Almaguer, quien inició un proceso de expulsión contra un grupo de priistas que, por diversas razones, se pasaron temporalmente al panismo.
Ahora habrá que ver cuál es la actitud que toma el dirigente municipal priista luego del regaño de Beatriz Paredes: ¿sostendrá su petición de expulsión?, ¿se desistirá?, ¿congelará el asunto?, o ¿promoverá que la instancia que tiene en sus manos el asunto lo declare improcedente?
Porque nadie cree que después del viernes, Almaguer sostenga su intención de limpiar el padrón partidista de los llamados priistas-panistas.