En el inmenso mar de información que desde días atrás se ha ventilado en los medios de comunicación en base a los documentos filtrados por el grupo Guacamaya -hackeados a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)-, este fin de semana el gobierno de Jalisco se estremeció cuando la revista Proceso publicó, en su edición número 2397 que está en circulación, la presunta relación de funcionarios estatales y municipales con integrantes del crimen organizado.

En un texto destacado en su página 11, el semanario señala: “La información robada por el colectivo Guacamaya a la Sedena reporta que la delincuencia organizada acuerda reuniones y pagos con funcionarios municipales, estatales y federales. De los reportes hackeados destacan -hasta el momento- los que involucran con el narcotráfico a funcionarios de Tabasco que estuvieron bajo el mando del entonces gobernador Adán Augusto López, así como a miembros de los gobiernos de Jalisco, Morelos, Guerrero y Veracruz.

De los 31 párrafos del texto titulado “El ‘hackeo’ revela narcogobiernos en Edomex, Jalisco, Morelos, Guerrero, Veracruz…”, solo dos hacen referencia al caso en Jalisco, suficientes para generar preocupación en las altas esferas del gobierno estatal, que prácticamente se quedaron mudas ante lo ahí publicado.

Si, hasta el momento, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez ha guardado silencio al respecto y evitado el contacto con los reporteros y medios de comunicación; tanto, que, contra la costumbre, a la puesta en marcha de una nueva ruta de transporte público para estudiantes no fueron invitados los reporteros de la “fuente”, aunque sí acudió el representante de Canal 44, pero previamente fue advertido que el Mandatario estatal no daría entrevistas ni haría declaración alguna.

Han transcurrido ya tres días, 72 horas, de que se reveló el contenido de estos documentos que se refieren al gobierno estatal, y ni una palabra ha dicho al respecto el Ejecutivo estatal. Silencio total. Un silencio que, por supuesto, deja abierta las puertas a las especulaciones y al cuestionamiento respecto a que si se le dio credibilidad a lo que se “filtró” sobre el presidente Andrés Manuel López Obrador, y éste lo confirmó en la “mañanera”, por qué habría de creerse, entonces, que la información sobre Jalisco es falsa.

Horas antes de que se revelará esta información, el sábado por la mañana el gobernador Alfaro Ramírez, los presidentes municipales de Movimiento Ciudadano de todo el país, las cúpulas nacional y estatal de este partido, encabezadas por Dante Delgado, y demás militantes y no militantes del partido naranja, festinaban los logros del gobierno jalisciense, y la “comidilla” del día eran los vítores al ritmo de “¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente!” que se lanzaron el viernes a Luis Donaldo Colosio Riojas y el día siguiente al gobernador de Jalisco.

No se imaginaban que pocas horas después el colectivo Guacamaya les iba a “aguadar” la fiesta.

Y hasta la fecha, no han reaccionado…

Pero sin duda es obligado que el gobierno del Estado ofrezca una explicación a los jaliscienses sobre lo revelado por el semanario de circulación nacional en base al llamado Guacamayaleaks, pues dejar correr el tiempo, guardar silencio y esconder la cabeza, no tendrá los efectos que en otras ocasiones y sobre otros temas tiene esa actitud, con la que se le apuesta al olvido.

Y es que este no es cualquier asunto. Amerita un posicionamiento al respecto por parte del gobernador Enrique Alfaro Ramírez y del munícipe Jesús Pablo Lemus Navarro, cuyo gobierno en Zapopan es referido en estos documentos. Los jaliscienses lo merecen.

De seguir por más tiempo este silencio, cobrará entonces vigencia la sabiduría popular que dice que “el que calla, otorga”.

Al tiempo…