Con motivo de la creación de un Comité de Evaluación para los aspirantes a consejeros electorales,  a través de su cuenta de Twitter el ex diputado Jorge Salinas Osornio nos hacía ayer la siguiente reflexión:
“Delicado que quien por la vía del voto CIUDADANO ignore su representación social y sus facultades…”.
Y razón no le falta para hacer ver cómo “apanicados” por el fantasma de la “ciudadanización” los diputados de la actual 60 Legislatura han llegado al degradante papel de autodescalificarse y autodevaluarse, y el mejor ejemplo de ello está precisamente en este Comité de Evaluación.
Un Comité de Evaluación que deberá de actuar “con pinzas”, pues de entrada es una figura que los diputados se “sacaron de la manga”, que no está contemplado ni en la Constitución del Estado ni en el Código Electoral y que podría ser factor determinante para que cualquier aspirante recurra a los tribunales si considera que actuó en su perjuicio.
Este Comité Evaluador no es sino el resultado de un capricho de algunos diputados que han encontrado en los “ciudadanos mediáticos” a cómplices no para consolidar la democracia en Jalisco sino para satisfacer sus ambiciones e intereses.
Lo lamentable es que haya otros diputados sumisos, temerosos de lo que digan los medios de comunicación, “apanicados”, reitero, del fantasma de la “ciudadanización, preocupados por darle gustos a todos y que no tengan el carácter suficiente para hacer valer su papel de representantes ciudadanos y no caer en el juego y la trampa de quienes con el disfraz de “ciudadano” engañan a no pocos ingenuos, entre ellos muchos diputados.
Por eso es lamentable también cómo los diputados han aportado su cuota para degradar esa figura de representante ciudadano y pretender o abiertamente cedérsela a quién no la tiene. Es triste ver cómo los propios legisladores se autodescalifican y, lo peor, se autodevalúan. Se automenosprecian.
Esta Legislatura aun es joven. Lo dudo, pero ojalá y más de un diputado tenga los arrestos para dignificar la figura de representante ciudadano que se ganó en las urnas, no en los medios de comunicación, no en una mesa rodeada de cómplices con intereses muy particulares, de grupo y de camarilla.