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Gilberto Pérez Castillo
La terquedad del Gobernador Emilio González Márquez de presentar a Jalisco como un estado libre del virus de la Influenza A H1N1, tal vez con fines electorales, sacó al estado de la sincronización nacional de la alerta sanitaria, generando una extensión a la inactividad económica que agravó la situación de cientos de miles de familias.
Si el Gobierno del Estado hubiera actuado con la responsabilidad requerida no se hubieran relajado las medidas de prevención entre la población jalisciense y se hubiera controlado la situación durante los días en los que el resto de la república atendía la parálisis económica.
Pero Emilio González actuó con esa actitud que intenta ser entre bufón y prepotente, logrando que una buena parte de la población no creyera que la enfermedad realmente existe, mientras en el resto del país se tomaban las cosas en serio.
El cese de la actividad económica dictada por el gobierno de Felipe Calderón generó un grave daño en la economía de millones de familias mexicanas, obligando al gobierno federal a reconocer que el país entró en franca recesión. Aún falta por analizar si las medidas dictadas por el gobierno calderonistas fueron las adecuadas o si incurrieron en irresponsabilidad o en exageración.
Pero, mientras el país regresaba a la normalidad económica, el gobierno de Emilio González se veía obligado a reconocer que desde abril ya había casos de Influenza en Jalisco, lo que llevo al gobierno a decretar la continuación de la parálisis económica en el estado por otra semana, dándole la puntilla económica a muchísimas familias jaliscienses, que ahora tienen que pagar la irresponsabilidad de un gobierno que actuó irresponsablemente.
Por eso el gobernador Emilio González y el PAN no quieren que su actuación se lleve al terreno del debate político.