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Por Alfonso Javier Márquez No cabe duda que México está cambiando. Está claro que los senadores de la República jamás antes habían sentido tal presión social como la que ahora se manifiesta en la población como consecuencia de la responsabilidad que tienen para aprobar o rechazar la iniciativa presidencial del paquete fiscal 2010. Desconozco si lograremos los mexicanos hacer que echen para atrás la iniciativa aprobada por los diputados para incrementar impuestos (IVA, ISR, IEPS, IDE y otros), pero lo que si estoy absolutamente seguro es que este fin de semana que pasó cada legislador que regresó a sus lugar de orígen sintió el clamor general de animadversión por lo que se cocina en el Poder Legislativo tras la propuesta del Ejecutivo.
En el caso de los de Jalisco, les llovió a los diputados, la gente les ha arrojado calificativos de todo tipo desde traidores hasta borregos por haber aprobado el paquete fiscal. Los objetivos de las críticas de todos, empresarios, sindicatos, iglesia, personas de a pié y acaudalados, son los legisladores del PRI y PAN que fueron los que se prestaron a la aprobación que a todos molestó. Salvo algunas excepciones, como los diputados Salvador Caro y Maria Esther Schermann, han encontrado rechazo y enojo desde sus distritos y probablemente hasta en sus propias casas. En pocos temas los mexicanos nos ponemos de acuerdo, pero en mas pocos nos expresamos en el sentido que nos estamos expresando. Los programas de radio se han visto inundados de llamadas de gente enojada por las acciones legislativas; los correos y teléfonos de los Senadores se inundaron de comunicaciones de ciudadanos que se toman la molestia de pedir que sea rechazado el documeto de la Cámara baja. Como decía, en pocas ocasiones se manifiesta la sociedad de una manera tan clara sobre un tema y en mínimos temas nos ponemos de acuerdo de manera tan mayoritaria sobre un asunto. Acción Nacional y el Revolucionario Institucional quedaron pésimo ante los ojos de los ciudadanos por haber actuado, unos como comparsas a raja tabla del presidente y los otros, peor aun, como paleros de los panistas.
Pero en lo individual, algunos de los actores quedaron peor y los jaliscienses no salen bien librados. Francisco Ramírez Acuña, como presidente de la Cámara, sin argumentos sólidos, se ha dedicado a pelear las causas del presidente bajo la lluvia de críticas sociales. Otro que perdió la simpatía social que algún día tuvo es Arturo Zamora Jiménez que sin “chistar” obedece la línea de su lideresa nacional y tira “línea” a los diputados de Jalisco a los que coordina. Jorge Arana diputado por Tonalá, se cuece aparte. Fiel a su personalidad política y para no quedar mal con unos y con otros, se ausentó de la sesión para no votar con lo que -mal cálculo- quedó mal con la fracción y con la sociedad a la que supuestamente representa.
De la fracción del PAN ni hablar, en conjunto y sin el menor indicio de que por lo menos uno quisiera salirse del “guacal” todos votaron en pro del paquete fiscal.
El saldo de este episodio que esta semana seguramente tendrá desenlaces, no es bueno para nadie en el gobierno, y aun podría ser peor.