En octubre del 2010 -cuando el PAN gobernaba por tercera ocasión Jalisco y estaba a dos años de perder el poder-, en el informativo Al Aire que entonces su servidor conducía en Radio Noticias 1070, Francisco Ramírez Acuña hacía el siguiente diagnóstico de su partido Acción Nacional:

“Tenemos una circunstancia muy crítica y condiciones muy graves del partido frente a la ciudadanía; no podemos ofrecer dar una batalla seria cuando traemos una serie de guerras internas que no nos permiten pensar en la estrategia de cómo vencer al adversario…
“Las cosas (en el PAN) no andan bien (porque), nos hemos dedicado tanto al tema de gobierno que no hemos fortalecido al partido; nos hemos dedicado tanto a gobernar, que nos hemos olvidado de la propia ciudadanía; y en estos últimos diez años hemos mantenido, de una forma u otra, algún distanciamiento, no traemos la mejor comunicación con el ciudadano…
“Y no hemos tenido el mejor trato con los propios militantes cuando hemos decidido en la mayoría de los estados ir por las designaciones (de candidatos) en sustitución de los procedimientos democráticos”.

De entonces a la fecha el escenario en el PAN se agudizó: En 2012 perdieron la gubernatura frente al PRI y, a partir de entonces, el grupo dominante al interior de Acción Nacional se ha dedicado a “administrar la derrota”. Desde aquel año, pese a ya no estar distraído en el tema del gobierno porque ya no está en sus manos, el panismo tampoco se ha preocupado por fortalecer al partido y mucho menos por atender, como partido de oposición, a la ciudadanía. Además, tampoco mejoró el trato con sus militantes y se mantienen las guerras internas.

Ahora, como en 2009, Ramírez Acuña saldrá a buscar el voto mayoritario de los ciudadanos del Distrito X como candidato a diputado federal, si así lo decide su partido -ha dicho en entrevista-, pues posiblemente también puede ir en la lista de candidatos plurinominales. Una o las dos opciones. En aquella ocasión ganó, pero en su distrito se registró el mayor número de boletas anuladas intencionalmente por los ciudadanos. Ese triunfo le permitió llegar a San Lázaro, ser el primer presidente de esa LXI Legislatura y posteriormente coordinador de la bancada panista en sustitución de Josefina Vázquez Mota.

Ahora Ramírez Acuña volverá a ser candidato de un partido que está peor que en 2011 cuando hizo aquella reflexión; hoy será el candidato que represente a aquel panismo tradicional, doctrinario, lo será del viejo PAN; será candidato en un distrito que alguna vez fue no sólo el más panista de Jalisco sino del país; hoy será candidato que enfrentará a rivales como el empresario Horacio Fernández, por Movimiento Ciudadano, o la joven Susana de la Rosa, de Futuro; hoy será candidato en ese distrito que en 2015 sorprendió dándole a Jalisco el primer diputado independiente en la persona de Pedro Kumamoto…

A diferencia de otros candidatos del PAN, podría augurar que Ramírez Acuña no tendrá problemas para sumar los votos de los militantes del PRI y del PRD -como sí lo podrían tener los candidatos de estos partidos ante la militancia panista-, y eso ya es, de entrada, una ventaja, pero el reto es ganarse el voto de los ciudadanos sin militancia que podrían terminar por inclinar la balanza a su favor o en su contra.

Ramírez Acuña es el único de los tres ex gobernadores panistas que aparecerá en la boleta electoral de este año -Alberto Cárdenas y Emilio González declinaron la invitación a ser candidatos-, y sin duda que es quien políticamente tiene mejor cartel de los candidatos a San Lázaro por ese Distrito X. Pero también el ex gobernador podría jugarse aquí su futuro político, pues de ser derrotado quizás haya llegado el momento de decirle adiós a la política activa.

Al tiempo…