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Andaban como “niños con zapatos nuevos”…

Los diputados federales que integrarán a partir del 1 de septiembre la LXV Legislatura rindieron protesta ayer. Un compromiso los hizo común: el responderle a su electorado y al país. Acompañando sus textos que dejaron ver sus más nobles propósitos como las promesas que se hacen en fin de año para el año nuevo, subieron variadas fotografías a sus redes sociales, ya fuera con sus compañeros diputados, con familiares que los acompañaron o solos en algún lugar de San Lázaro.

De entre todos los diputados federales por Jalisco, destacaron los cuatro empresarios que postuló el partido Movimiento Ciudadano: Manuel Herrera Vega, Mauro Garza Marín, Horacio Fernández y Sergio Barrera. Todos ellos muy novatos en estas lides de la política partidista que enfrentarán al “monstruo” que es la Cámara de Diputados donde muchas veces no pasas de ser uno más de entre 500 legisladores. Los cuatro empresarios, así lo confesaron en su momento, más que como fracción actuarán como bloque, al que seguramente sumarán a sus correligionarios de la iniciativa privada para enfrentar a la 4T a la que tanto condenan.

Pero no solamente los diputados empresarios o empresarios diputados, sino toda la oposición en la LXV Legislatura federal tendrá el reto de enfrentar y buscar frenar el proyecto de la Cuarta Transformación, las políticas públicas emprendidas por el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno transformador, a través del bloque opositor creado, primero, a través de la coalicion electoral “Va por México” y la solitaria participación del partido Movimiento Ciudadano que desdeñó aquella alianza.

Pero curiosamente dos partidos de oposición atraerán la atención ciudadana para confirmar qué tan “oposición” serán frente a la fracción parlamentaria de Morena, el partido del presidente: el partido Revolucionario Institucional y el partido Movimiento Ciudadano. Ambos llegan a San Lázaro con el señalamiento de que tarde que temprano jugarán el papel de comparsas de Morena y de López Obrador, pues mientras al primero el propio presidente de la República ya le “lanzó el anzuelo” de que con ellos podrían negociar para alcanzar la mayoría calificada que Morena y aliados no tienen, el segundo llega con el sospechosismo de su acuerdo con el lópezobradorismo al haberse negado a formar parte de la alianza “Va por México”.

Alejandro “Alito” Moreno, presidente del PRI, y Dante Delgado Rannauro, propietario de MC, llevan a sus fracciones parlamentarias a San Lázaro con la desconfianza de que en cualquier momento serán aliados de la Cuarta Transformación. Su compromiso será demostrar en los hechos lo que manifiestan en el discurso: de que no se “doblarán” ante el poder y que serán la oposición que el país necesita. Ambos personajes no gozan de mucha credibilidad ciudadana para dar por ciertas sus palabras. De hecho, la apuesta es por ver quién de los dos será el primero en caer en los “encantos” de Palacio Nacional, y cuántos de los 70 diputados priistas y de los 23 emecistas terminan inclinando la balanza a favor del morenismo y sus aliados.

Del PAN se espera que sea una verdadera oposición a la que se sumen los pocos legisladores del PRD que forman parte de la alianza, pues figuras del primero han sido muy vapuleadas desde las “mañaneras”: Felipe Calderón y Ricardo Anaya.

El próximo martes inicia la gestión de una nueva legislatura federal en San Lázaro, y la apuesta es saber cuánto y hasta cuándo la oposición resiste y no cae en las “garras” de la Cuarta Transformación.

Al tiempo…