Este jueves el mandatario señaló a los ciudadanos en Jalisco como responsables del incremento de muertes y contagios por COVID-19, pese a que un día antes los elogió por cumplir con las medidas.  

En este momento en Jalisco hay dos realidades que no se pueden ocultar: el aumento imparable de contagios y muertes por el COVID-19, y que las tan anunciadas medidas para frenar la pandemia no han resultado tener la efectividad que presumía el Gobernador Enrique Alfaro Ramírez. 

Este jueves sumaron cuatro muertes a lista de decesos por el coronavirus que ya suma 19, la cifra más grande registrada en un día en nuestro estado desde que inició la pandemia. 

El anuncio de estos cuatro fallecimientos fue distinto. El mandatario estatal publicó a través de sus redes sociales un largo mensaje para hablar del tema. El tono en que lo hizo fue muy distinto al que le hemos visto durante las últimas semanas, pero no así el mensaje de fondo: ser protagonista y nuestro autoproclamado salvador. 

Desde la opinión técnica de comunicación, podemos decir que el mensaje es casi impecable, está bien construido, con una narrativa clara que apela a la parte más sensible de los ciudadanos y con una finalidad que, para quienes lo miran con objetividad u ojo crítico, es evidente: amortiguar o suavizar el impacto negativo de un anuncio de esta magnitud que implica el fracaso de las medidas tan estrictas que ha impuesto en Jalisco.

Hay mucho más detrás de la publicación. Cosas que verdaderamente deben analizarse y cuestionársele; primero porque duda públicamente si debe asumir la responsabilidad en esta situación, y mis preguntas son: ¿por qué un gobernante habría de dudar de cumplir con los deberes que le fueron encomendados al ser electo como representante popular? ¿Es que duda de su capacidad para llevar las riendas de Jalisco? Si es así, pues resulta grave y alarmante.

Luego, con tan sólo dos líneas, el Gobernador Enrique Alfaro señaló a los ciudadanos como los culpables del incremento de las muertes y los contagios porque este repunte es, según se lee, “el reflejo de lo que como sociedad dejamos de hacer hace algunos días”. Lo extraño es que tan sólo un día antes, por sus redes sociales también, elogió a estos mismos ciudadanos afirmando que “las y los jaliscienses han entendido el llamado de quedarse en casa y usar cubrebocas cuando es indispensable salir. Sepan que su solidaridad está evitando muertes y que las generaciones que siguen les estarán eternamente agradecidas por hacer lo correcto cuando Jalisco y México los necesitaron”. 

Y lo que más llama la atención es que, a pesar de la gravedad del asunto, el Gobernador y su equipo creativo de comunicación no pierden oportunidad de manipular el mensaje para ponerlo como el protagonista y salvador en una situación por de más seria que requiere sobriedad de los gobernantes, y en un momento histórico en donde los políticos y la política sufren gran descrédito.

El Gobernador Enrique Alfaro apeló con su mensaje a la sensibilidad y empatía de los jaliscienses, pero se le ha olvidado en el ejercicio de su administración ser sensible y empático con las necesidades de esas mismas personas. Y mientras él, a su conveniencia, un día elogia a los jaliscienses y otro los regaña, la realidad que no cambia es la que viven miles de personas en el estado que se han quedado sin sustento.