Por supuesto, los recursos a los que tienen acceso los candidatos del PAN, PRI y PRD explican porqué Enrique Alfaro está luchando a estas alturas no para ganar, sino para no pasar del tercero al cuarto lugar.
En esta condición se explica las últimas acciones de Enrique Alfaro, que son una expresión de su desesperación.
Una de ellas, la trivialización de la campaña, con el tema de los pelones, tratando de generar un contraste entre el copete de Aristóteles Sandoval con las cabezas rapadas de él y algunos de sus seguidores, acción que nada aporta para generarle votos.
Otra, su reacción visceral en contra del periódico Milenio Jalisco cuando éste publicó una encuesta que pone a Alfaro en un cuarto lugar en las preferencias electorales, superado hasta por Fernando Garza del PRD.
Otra más, sus presiones porque se difunda de manera masiva el próximo debate entre candidatos a Gobernador de Jalisco, como una medida ingenua que lo lleva a creer que ganará el debate y con ello logrará crecer electoralmente.
Una vez transcurrida una tercera parte de la campaña, y sin poder convertirse en una opción con probabilidades reales de triunfo, Enrique Alfaro y su equipo tendrá que hacer mucho más que raparse la cabeza, pelearse con todo mundo, sobreestimarse y subestimar a los demás, no para ganar la elección de Gobernador de Jalisco, sino para no quedar en un vergonzoso cuarto lugar.