Hace siete años Guillermo Martínez Mora era el aguerrido dirigente estatal de la Coparmex y mantenía una ríspida relación con el gobierno de Alberto Cárdenas Jiménez. Como parte de sus diferencias con el primer gobierno panista de Jalisco, Martínez Mora había levantado a su representante de la mesa del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública.

Entonces, por estas fechas, por voz de Raymundo Gómez Flores le llegó la invitación para convertirse en candidato del PRI a Senador por Jalisco. Y aceptó.

Gómez Flores era entonces un empresario sin participación política directa, pero su concuña Dulce María Sauri era la presidenta nacional del PRI y su amigo Francisco Labastida Ochoa era el candidato priista a la Presidencia de la República. Por eso tenía el derecho de proponer nombres para la primera fórmula de las candidaturas al Senado.

Pero Labastida puso como condición que fuera Raymundo Gómez Flores el candidato propietario, y ahí se le cayó a Martínez Mora su corta experiencia como priista.

Sin querer, Francisco Labastida le hizo una gran favor al actual Secretario de Promoción Económica del Gobierno de Emilio González.

En la elección local siguiente Martínez Mora se ligó al PAN (ya había ganando Fox la Presidencia de la República) y de ahí para estos días ha sido ya Secretario de Educación, Secretario de Administración y ahora de Promoción Económica.

Raymundo Gómez Flores, por su parte, terminó su periodo como Senador (lo fue por el principio de Primera Minoría, no de mayoría), aspiró sin éxito a ser el candidato del PRI a Gobernador y tuvo que regresar a sus negocios.