El próximo domingo 23 se cumplirán 20 años del asesinato del entonces candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en Lomas Taurinas, allá en Tijuana, Baja California, a manos de un asesino solitario llamado Mario Aburto Martínez, quien purga una pena de 45 años de cárcel. Poco más de un mes antes, concretamente durante los días 9 y 10 de febrero de 1994, Colosio Murrieta realizó su primera gira de proselitismo en Jalisco, donde además de cubrir una extensa agenda de eventos celebró aquí -el 10 de febrero- su cumpleaños 44. El día 9, Colosio Murrieta visitó la colonia Insurgentes, donde tuvo su “baño de pueblo”, se reunió con empresarios y académicos, con ganaderos y con la estructura de su partido. Durante estos días publicaré algunos textos que tienen que ver con la presencia de Colosio Murrieta en Jalisco. Los textos siguientes -entregados en tres partes- son la crónica de su visita a la populosa colonia Insurgentes que publiqué el 10 de febrero de aquel año en el periódico Ocho Columnas.
“Al llegar hoy a los 44 años de edad -nació el 10 de febrero de 1950- Luis Donaldo Colosio Murrieta no puede celebrar mejor este aniversario que estando en Guadalajara.
“Pero, además, satisfactorio debe ser haber cerrardo ayer los 43 años de vida con un excepcional día de trabajo en la “Perla Tapatía”, donde pronunció lo que ha sido uno de sus mejores discursos a lo largo de la campaña y que para los tapatíos tuvo un enorme significado.
“Satisfactorio también ha de ser para Colosio Murrieta haber demostrado a los jaliscienses que una nueva cultura política ha nacido dentro del PRI y, con ello, haber cubierto las expectativas que había generado su visita.
“Contra lo tradicional, el sabor de la espontaneidad destacó en la visita que Colosio Murrieta hizo a la colonia Insurgentes donde tuvo su “baño de pueblo” en toda la extensión de la palabra.
“Ahí, a lo largo y ancho de una de sus calles y bajo los intensos rayos del sol, Colosio Murrieta comprobó lo que a diario viven quienes ahí habitan, al subir y bajar enterregados y tragando, literalmente, polvo y tierra que levantan cada uno de sus pasos por la falta de pavimento.
“Sorpresa e incredulidad mostraron algunas personas que se encontraban en la puerta de su casa al ver frente a ellos al candidato priista, quien se convirtió en un atractivo para niños y niñas que ahí jugaban, pues al verlo varios de ellos lo custodiaron cual fiel vigilante hasta el centro de la reunión.
“No se le despegaban. Ahí estaban firmes.
“Mientras tanto, los adultos no desaprovecharon la oportunidad y veían en el candidato la solución a sus problemas. Pavimento y transporte público fue el reclamo generalizado.
“Pero contra lo esperado, no sólo se encontró con vecinos de la colonia Insurgentes sino que hasta allá acudieron habitantes de las colonias Tetlán, Loma Dorada, Lomas del Paradero y varias más de Tlaquepaque y Tonalá.
“Damnificados por la explosión del 22 de abril, jubiladas que se la juegan tratando de vivir con el raquítico pago que mes a mes reciben; niños que con la inocencia en los ojos cuestionan al candidato si puede o no ayudarles; señoras que le cuentan sus penas diarias y jovencitas que le reclaman que cumpla con hechos sus promesas y no queden en simples palabras que se las lleva el viento, enfrentaron a Colosio.
“Y para todos ellos tuvo una respuesta, una atención, unas palabras de aliento y un compromiso.
“Enrique Álvarez, damnificado del 22 de abril, caminando con muletas y proveniente de Loma Dorada, logra entregarle un sobre al candidato, solicitándole ayuda para sus hijos.
“Luis Cruz Franco, otro damnificado más, se queja y pide ayuda también…”