“La sorpresa en este populoso lugar, que es a colonia Insurgentes, la dio nada menos que el pintor jalisciense Raúl Anguiano. Ahí, las manos valiosas del pintor estrecharon las del candidato quien le agradeció su presencia.
“A su paso, Colosio Murrieta recogió la más variada gama de planteamientos, peticiones y quejas.
“Naturalmente la gente se las ingenió para ‘caerle’ al candidato, utilizando los más variados argumentos como: ‘toda la vida hemos andado detrás de su campaña’, o aquella que le dijo una señora: ‘No sé si se acuerda, pero usted era mi gallo… dos días antes yo le dije, me da gusto saludarlo’. Las risas escaparon de los que ahí atestiguaban el encuentro.
“Interesante diálogo fue el que sostuvo Colosio Murrieta con un profesor cuando éste le dijo que los muchachos no tenían lugar de esparcimiento.
“- ¿Y el parque (de la Solidaridad)?-, le preguntó el candidato.
“- Está cerrado, es un elefante blanco-, contestó el mentor.
“- ¿Es un elefante blanco…?
“- Está cerrado casi desde su inicio. Solo lo abrieron cuando vinieron los mandatarios de Latinoamérica (Primera Cumbre Iberoamericana); entonces, ¿qué hace la gente aquí?
“- No es posible que hagan tantos elefantes blancos”-, terció una señora que luego le pidió al candidato: “No se olvide de nosotros”.
“Colosio, serio y firme, contestó:
“- De ninguna manera. Además, esto es intolerable, pues desde hace tiempo yo he sabido que la demanda de la comunidad ha sido que se abra este parque. Muy bien -añadió-, ahora desde el partido vamos a gestionar para su apertura, pero a lo que yo vengo es a comprometerme con ustedes a que no más elefantes blancos ni obras de relumbrón.
“Más adelante, entre algunos niños que descansaban sobre un tronco, una niña se quejó y le pidió:
“- Aquí nos comemos la tierra, queremos que nos pavimenten…
“Atento, Colosio Murrieta se sorprendió cuando ante la falta de una respuesta inmediata, la niña le exigió:
“- ¡Bueno…! ¿La pueden pavimentar o no?
“- En eso trabajaremos-, le respondió Colosio al momento que le tocaba la cabeza y prosiguió su camino.
“Sin duda alguna, pues, que este fue un verdadero ‘baño de pueblo’… y de tierra.
“Y es que a eso vino Colosio a Guadalajara. A sentir a su gente, a conocer sus problemas sin escenario alguno preparado, sin falsa escenografía. Vino a conocer la realidad de una colonia popular tapatía que mucho se asemeja a otras tantas que conforman la zona metropolitana.
“Vino para que no le cuenten.
“Y tan no le contaron que cuando más de un priista identificado se acercó a él para saludarlo -como el dirigente municipal en Guadalajara, genaro Muñiz Padilla, entre otros-, Colosio evitó dar un paso más con su compañía y de inmediato se dirigía a la gente…”