Gilberto Pérez Castillo

Buena parte de la indignación que han provocado los donativos del gobierno de Emilio González Márquez a las dos grandes televisoras, a la construcción del Santuario de los Mártires y a otras organizaciones católicas, tiene que ver con la debilitada economía de las familias jaliscienses, mismas que ven con coraje como, mientras se tiene que batallar para cubrir las necesidades básicas de cada quien, ninguno de los responsables de las instituciones en Jalisco hacen la tarea para que las cosas empiecen a mejorar en el Estado.

Jalisco pierde competitividad en el entorno nacional, y por supuesto en el internacional, mientras tanto:

  • El Gobernador Emilio González Márquez deja a un lado los problemas sociales para enfocarse a financiar proyectos ligados a la religión que profesa.
  • El equipo del Gobernador usa los recursos públicos y dedica la mayor parte de su tiempo a los asuntos y a los pleitos internos panistas, soslayando su compromiso de resolver los problemas de los jaliscienses.
  • El Congreso del Estado no cumple con su papel de ser un contrapeso eficiente ante los excesos del Gobernador.
  • El Poder Judicial, sumido también en la corrupción y el desprestigio, tampoco juega su papel de contrapeso de los otros dos poderes.
  • La Oposición parece más interesada en generar contubernios con el grupo en el gobierno y en el intercambio de impunidades.
  • Los lideres empresariales, salvo honrosas excepciones como Pablo Lemus, parecen más defensores de oficio del Gobernador que de sus propios agremiados.
  • El líder de la religión más numerosa en el Estado está más interesado en los asuntos materiales y del poder terrenal que en las almas de sus feligreses.
  • Y hasta el responsable de la principal institución educativa del Estado, el Rector de la Universidad de Guadalajara Carlos Briseño, está más preocupado por sus ambiciones de ser candidato a Gobernador para el 2012 que en la formación de las nuevas generaciones, para que éstas no repitan los vicios de las actuales.

En este cuadro -que pinta claramente que prácticamente ninguno de los responsables de las instituciones de este Estado está cumpliendo con su obligación y haciendo la tarea que le corresponde- podemos explicarnos por que nuestra entidad desciende cada días más respecto del resto de los estados del país y porque la sociedad ya se está hartando de quienes tienen en sus manos los asuntos públicos.