Lo sucedido ayer en el Congreso de la Ciudad de México quizás no pudo llegar en mejor momento para confirmarle o ratificarle a la ciudadanía lo importante y trascendente que son los contrapesos en el poder, ahora que estamos en vísperas de elegir al titular del Poder Ejecutivo -federal y estatal- y a los integrantes del Poder Legislativo -federal: diputados y senadores, y estatal-.

Contra lo que dice la canción de ABBA (The winner takes it all -El ganador se lo lleva todo-), ya no pueden ser los tiempos en los que un solo partido político se llevaba el “carro completo”. Esto es lo que desea la precandidata presidencial de Morena y aliados, Claudia Sheinbaum Pardo, y hará todo lo que esté a su alcance para lograrlo. Ella y el presidente Andrés Manuel López Obrador van por la mayoría calificada (las dos terceras partes) en las Cámaras de Diputados y Senadores. Quieren reescribir una Constitución Política Federal “a modo”.

Aquí en Jalisco las cosas no son diferentes. Los candidatos de Movimiento Ciudadano y Morena y aliados apuestan por llevarse la mayoría en el Congreso del Estado que le resultó tan cómoda al gobernador Enrique Alfaro Ramírez durante sus seis años de mandato, gracias a que siempre contó con una parte de la oposición dócil y dispuesta a satisfacerle sus deseos, so pretexto de que lo hacían por el bien de los jaliscienses.

Ayer la oposición en el Congreso capitalino le propinó un severo descalabro al gobierno del morenista Martí Batres al no darle la mayoría calificada que necesitaba para lograr la ratificación de Ernestina Godoy -que alguna vez fue delegada de Morena aquí en Jalisco- como Fiscal General capitalina, quien ante este “golpe” hoy rendirá su último informe de actividades y dirá adiós al cargo. Ya Ricardo Monreal le lanzó una red protectora y propuso que su partido la hiciera legisladora federal por la vía plurinominal.

Hoy más que nunca son importantes los contrapesos que también ya dieron su fruto en San Lázaro como resultado de los pasados comicios del 2021 cuando Morena no logró repetir la mayoría calificada que tuvo en la primera mitad del gobierno lópezobradorista. Los cambios constitucionales al gusto de la 4T no han podido imponerse ante la falta de esa mayoría.

Es cierto, es común que en las elecciones federales cuando está en juego la presidencia de la República y las gubernaturas se registre el “voto en cascada”, que es votar a favor del mismo partido en todos los cargos de elección popular en juego, pero hoy más que nunca se sabe del riesgo que se corre si se le entrega toda la canasta completa a un solo partido, y los resultados no siempre son en beneficio del ciudadano. El voto diferenciado termina siendo la mejor decisión.

Ernestina Godoy requería 44 votos de los 66 legisladores que acudieron ayer a la sesión del Congreso, pero únicamente 41 diputados votaron a su favor, incluyendo a dos diputadas priistas, de quienes el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, ya pidió su expulsión del partido. 25 diputados de oposición votaron en contra.

Es cierto, los contrapesos en ocasiones son un “volado”, pues así como frenan las ambiciones desmedidas de los gobernantes, también se convierten en un obstáculo para lograr el desarrollo o implementar políticas de verdadero beneficio social. Esos son los riesgos de la democracia, pero al mismo tiempo son la tierra fértil para hacer política, llegar a acuerdos y sacar adelante todo aquello que beneficia a la población.

¿Qué nos depara el dos de junio próximo? La ciudadanía tiene la palabra: Todo para el ganador -dixit ABBA- o le apuesta a los contrapesos.

Al tiempo…