Por Julio César Hernández

¿Alguien puede decirle a los dirigentes panistas que no se desgasten ni sigan dando motivos para que su membresía los haga quedar mal, con eso de sus llamados, convocatorias o exigencias a la unidad?

Más temprano que tarde sus correligionarios se encargan de demostrar que esos exhortos no son más que mera retórica, falsos mensajes al exterior en el sentido de que al interior no sucede nada y que todo es cosa de sus adversarios.

Pero no. En el PAN la fractura o división es cierta, seria y quizás permanente en tanto estén en la lucha por el poder los grupos que, por un lado, encabeza el ex gobernador Francisco Ramírez Acuña y, por el otro, el gobernador Emilio González Márquez, aderezado con la integración de otras corrientes como la del propio Fernando Guzmán Pérez Peláez, secretario general de gobierno.

El lunes anterior, algunos medios de comunicación difundieron el llamado a la unidad que Eduardo Rosales hizo a la militancia jalisciense y apuntaron que minimizó el altercado que tuvieron Guzmán Pérez Peláez y Ramírez Acuña, en donde hubo “mentada” de por medio. “El Informador” dio cuenta de lo que textualmente dijo (aguántese la risa hasta después de leer, por favor), al respecto Rosales Castellanos:

“… No estoy del todo seguro que eso haya ocurrido, pero dando el beneficio de la duda, ello no implica fracturas al interior de Acción Nacional. La unidad del partido en estos momentos, por anécdotas como ésta, en caso de que hubieran sido ciertas, no tiene la menor posibilidad de que exista división; los peligros tienen que ver con las candidaturas internas”.

Seguramente a estas alturas de la semana, Eduardo Rosales ya se convenció que el pleito entre Francisco Ramírez y Fernando Guzmán que no fue una anécdota y que este pleito tiene que ver con las candidaturas internas. Y quizás también ya se convenció de que este desencuentro entre dos “distinguidos” panistas es una muestra clara de fractura y división al interior del partido que encabeza.

¿O cómo explica Rosales que –como dice-, siendo una anécdota, la gente de Guzmán Pérez haya “filtrado” a algunos medios el altercado, con los pormenores de la “mentada”, y luego oficialmente la Secretaría General de Gobierno haya emitido un comunicado de prensa dando cuenta de esa “anécdota”?

Si hubiera sido una anécdota sin mayor importancia ni repercusión para el partido o para los protagonistas del altercado, la oficina de Guzmán Pérez –seguramente con la anuencia del gobernador Emilio González- no hubiese emitido un boletín donde confirmó que, efectivamente, Francisco Ramírez Acuña hizo un reclamo “airado, prepotente, injurioso e infundado”.

Claro, como a veces los políticos “ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”, Rosales nos va a salir con que no hay problema, que así se “llevan” Paco y Fernando.