Gilberto Pérez Castillo

Hasta ahora, durante los nueve meses que van de su administración, el Gobernador Emilio González Márquez ha preferido tomar más en cuenta a la ala dura de su equipo de gobierno, y los resultados han sido catastróficos.

El Gobernador y su Grupo Político han ido de derrota en derrota, han generado un ambiente complicado a su alrededor, mantienen una tensa relación con la fracción de su propio partido en el Congreso del Estado, han peleado y han salido derrotados en los conflictos internos del PAN, han orillado al Presidente Felipe Calderón a hacerse del lado del Secretario de Gobernación Francisco Ramírez Acuña, se han distanciado de buena parte de la sociedad con sus ocurrencias y han gastado buena parte del capital político y de la imagen con las que llegó a la Gubernatura Emilio González.

A estas alturas, parece que el Gobernador empieza por fin a darse cuenta que la mano dura definitivamente ya no le dio buenos resultados y que los miembros de su equipo que son partidarios de la rudeza política no sólo no le han dado bueno resultados, sino que lo han dejado en una posición bastante difícil que tendrá que remontar si quiere recuperar la gobernabilidad y parte de la buena imagen que alguna vez gozó.

Los duros dentro del Gobierno, y el mismo Emilio González, optaron por enfrentarse al grupo del ex gobernador y hoy Secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, en lugar de concertar. Al día de hoy, el conflicto con quien se ha consolidado como uno de los hombres de confianza del Presidente de la República sólo ha conseguido alejar a Emilio González de Felipe Calderón, como se pudo ver en la última gira presidencial por Jalisco.

En el mismo sentido, los rudos del gobierno emilista trataron de aniquilar cualquier indicio del grupo de Ramírez Acuña dentro del PAN jalisciense, pero a estas alturas han perdido la mayoría de las batallas y todo parece indicar que desde hoy tienen perdida la guerra por recuperar la dirigencia estatal del PAN Jalisco.

En los asuntos del gobierno las cosas no caminan mejor para Emilio González.

La estrategia de la rudeza lo metió a sostener un enfrentamiento abierto en contra del coordinador de la bancada panista en el Congreso del Estado, Jorge Salinas Osornio, a quien hasta hoy no le han ganado una.

Ni siquiera los cada vez menos diputados locales panistas que se dicen simpatizantes del Gobernador dan la cara por Emilio González Márquez en los asuntos del Congreso.

La reciente escaramuza que protagonizó el propio Gobernador contra Jorge Salinas sólo sirvió para exhibir a Emilio González como un ignorante de la constitucionalidad y del equilibrio de Poderes y para fortalecer al coordinador de los diputados del PAN.

La línea dura es la que ha recomendado que el Gobernador Emilio González siga dando la cara por el Procurador Tomás Coronado Olmos, un funcionario insostenible en su cargo por los señalamientos de abuso sexual de menores que pesan en su contra y por haber fabricado una acusación sin fundamentos por homicidio en contra del Alcalde de Tonalá, Jorge Vizcarra Mayorga, con el solo afán de desviar la atención de la opinión pública.

La relación entre Emilio González Márquez y la sociedad también ha sido severamente deteriorada por la política dura y prepotente con la que ha actuado el actual gobierno.

La donación de 67 millones de pesos a Televisa para la realización de Espacio 2007 y la terquedad por imponer un nuevo canje de placas de mil 200 pesos por automóvil, mandaron por los suelos el respaldo de los jaliscienses hacia el Gobernador, minando la gobernabilidad de esta administración.

El resumen, el resultado de la estrategia de mano dura por parte de Emilio González Márquez y la parte ruda de su Grupo Político ha dejado un saldo catastrófico para el arranque de esta administración.

Un sereno recuento de los daños debería llevar a Emilio González Márquez a replantearse si continúa con esta política de mano dura o si decide cambiarla por una de mano inteligente, que si le dé buenos resultados.

Para el Gobernador llegó la hora de escuchar más al sector moderado de su equipo y de su propia conciencia, porque el sector duro le ha entregado pésimas cuentas.