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Gilberto Pérez Castillo
Somos muchos, y cada vez más, los que nos preguntamos qué tantos compromisos tiene el gobernador Emilio González con su actual secretario de Salud Alfonso Gutiérrez Carranza.
La pregunta adquiere mayor intensidad y preocupación cuando Jalisco se enfrenta a una emergencia de salud provocada por el crecimiento de casos de víctimas del Dengue y del virus A H1N1.
Las cifras señalan que ambas enfermedades están muy lejos de ser controladas, y mucho menos disminuidas, y hasta ahora ha quedado claro que Gutiérrez Carranza no cuenta con la credibilidad y el liderazgo que el sector público requiere para encabezar los esfuerzos de la sociedad para enfrentar esta grave contingencia.
El gobierno de Jalisco y su titular, Emilio González, deben entender que en este caso se trata de la salud pública del estado y de vidas humanas, por lo que sostener al actual secretario de Salud no puede verse como un asunto de capricho o machismo del Gobernador, ni como una muestra de que el gobierno no se deja presionar, ni mucho menos como un mero asunto de compromiso personal o político del Gobernador con Gutiérrez Carranza.
La gravedad de la contingencia requiere de un líder que goce de credibilidad y confianza de la sociedad.
Mantener a Gutiérrez Carranza al frente de Salud sólo contribuye a distanciar más a la sociedad del gobierno emilista y nada más retrasa una salida que finalmente se dará antes de que el sexenio termine.
Además, si realmente Emilio González es amigo de Alfonso Gutiérrez Carranza debería retirarlo pronto de la Secretaría de Salud, antes de que su amigo agote el muy poco prestigio que le queda.