Por Gilberto Pérez Castillo

La semana pasada fuimos testigos de un grave intercambio de acusaciones entre el Diputado Local Samuel Romero Valle y el Rector General de la Universidad de Guadalajara Carlos Briseño Torres.

Aunque las acusaciones acabaron en un acuerdo privado entre las partes, para el resto de los Jaliscienses quedaron varias cosas para la memoria.

Para decirlo con claridad, el acuerdo que puso fin al intercambio de acusaciones tiene más parecido a la venta de Protección o Seguridad tan frecuente en las Mafias, que a una satisfactoria aclaración transparente y pública.

Todo comenzó con la acusación que filtró la Administración de Carlos Briseño acusando a los Diputados Tonatiuh Bravo Padilla y Samuel Romero Valle de beneficiarse cada mes de estímulos que corresponden a los maestros universitarios que están activos en las aulas, y no a quienes no acuden a dar clases como ambos legisladores.

La respuesta de Bravo Padilla fue contundente pero serena. Señaló y demostró que cada quincena devuelve a la Universidad esos estímulos.

La respuesta de Samuel Romero fue más ruda, pues señaló que si Carlos Briseño de verdad quiere transparencia en la Universidad debería empezar por aclarar dos puntos:

1. Cómo se benefició cuando fue becado para estudiar una Maestría, registrando irregularmente como becarios a terceros para incrementar sus ingresos para costear su estancia en el extranjero, y

2. Que transparente el uso de los recursos públicos que tuvo bajo su control como Secretario General, sobre todo los del último año, o sea el 2006, año en el que hubo elecciones y en el que Carlos Briseño apoyó abiertamente la candidatura de Arturo Zamora Jiménez, el candidato a Gobernador del PRI.

Como se ve las acusaciones de corrupción de Samuel Romero Valle hacia el actual Rector Carlos Briseño son de la mayor gravedad.

Sin embargo, como sucede en todo grupo político que actúa más apegado a los códigos mafiosos que a los de la verdad y la transparencia, todo acabó con el clásico “no dije lo que dicen que dije”, no obstante estar todo grabado y publicado.

Al final entendemos que el Diputado Samuel Romero Valle acabó vendiéndole protección de sí mismo a Carlos Briseño Torres.

Sin embargo, aunque de manera irresponsable Romero Valle se haya echado para atrás, en la memoria de muchos Jaliscienses quedarán las acusaciones de grave corrupción que le hizo al Rector Carlos Briseño Torres.