El pasado 14 de febrero el cardenal Juan Sandoval Íñiguez criticó a los gobiernos y los llamó populistas, entre ellos al de Emilio González, por andar repartiendo el dinero público vía subsidios en lugar de invertir esos recursos en las obras de infraestructura que se requieren.
“Se gasta en esos subsidios lo que debería de usarse en la infraestructura del país (en este caso del estado) para que todos puedan progresar, todos puedan tener trabajo, educación y salud”, dijo el cardenal.
Se refería en esa ocasión a los subsidios que otorga el gobierno del Distrito Federal a personas de la tercera edad y minusválidos, así como a los apoyos millonarios que el gobierno de Emilio González le ha dado a la empresa Televisa por la realización de Espacio 2008 y la telenovela Las tontas no van al cielo.
Pero un cañonazo de 90 millones de pesos para el inacabable Santuario de los Mártires fueron suficientes para que el cardenal se coma sus palabras y para que olvide sus recientes cuestionamientos.
El cardenal aceptó encantado el regalo que con sombrero ajeno le hizo Emilio González sin importarle que esos 90 millones del erario público no vayan a servir para darles trabajo, educación y salud a los jaliscienses.