Guardadas las proporciones, Lorenzo Córdova Vianello recibió un contundente apoyo popular ante los ataques del presidente López Obrador, porque supo anteponer la defensa del Instituto Nacional Electoral como institución por encima de los hombres y los dineros. Hoy, el rector Ricardo Villanueva Lomelí tiene la enorme responsabilidad de anteponer la defensa de la Universidad de Guadalajara como institución y de su autonomía, por encima de los pesos y de los nombres.

Villanueva Lomelí llega a la que pronosticó será “la marcha más grande en la historia de Jalisco” con un nivel de reconocimiento social por arriba del que actualmente tiene el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, quien enfrenta un severo desgaste por los agudos problemas de inseguridad que vive el estado; por la forma en que ha sometido a los poderes Legislativo y Judicial a su arbitrio, y la docilidad con que éstos actúan ante el Ejecutivo y que en nada le ayuda al estado; por su intolerancia a la crítica y sus constantes enfrentamientos con los medios de comunicación que osan ejercer la libertad de expresión y hacer puntual crítica a sus acciones o decisiones de gobierno.

Hoy Villanueva, con “la marcha más grande en la historia de Jalisco”, pone en juego esa ventaja.

Un buen amigo, agudo observador y analista del acontecer político, que conoce los entretelones del poder, me compartía su análisis sobre el símil del conflicto que enfrentó Lorenzo Córdova ante la arremetida presidencial y el que hoy enfrenta Ricardo Villanueva ante la “guerra” declarada contra la UdeG por el gobierno alfarista. Si bien podríamos decir que hay algunas diferencias en el fondo de uno y otro caso, la narrativa que manejó el presidente del INE y la forma en que lo trató conforme transcurría el conflicto no sólo le permitió, por el momento, salir avante sino ganarse el reconocimiento social de los mexicanos.

López Obrador ha puesto en la mira la desaparición del INE porque quiere tener un órgano electoral a modo, y así lo confirmó con su reforma electoral ya conocida. El gobierno de Jalisco, a decir del propio rector Villanueva Lomelí, quiere el silencio de la Universidad de Guadalajara, amordazarla y callarle la voz crítica natural de cualquier institución de educación superior, a cambio de entregarle los recursos que la universidad exige le corresponden.

En una entrevista de televisión, Ricardo Villanueva confirmó que horas antes de convocar a la megamarcha la semana pasada, se reunió con el Alfaro Ramírez. Contó:

“Era un encuentro de varios, a partir del problema de inseguridad. Le pedí al gobernador establecer la comunicación, y me pareció que teníamos que ceder. Lo que hicimos fue dejar de marchar (a Casa Jalisco) dos semanas para estar concentrados en el tema de seguridad, y eso nos llevó a poder platicar un poco más del conflicto; y avanzamos muchísimo, al punto de casi tener un acuerdo ya listo, que era darnos el presupuesto que nos corresponde. Estábamos muy cerca de llegar a un acuerdo hasta que el gobernador, nuevamente, lo que vuelve a exigir es silencio, no manifestarnos por lo menos un año.

“Cuando el gobernador vuelve a pedir cosas indignas, la universidad no tiene ninguna razón de hacer nada indigno para conseguir el presupuesto. Entonces, cuando se pide a cambio de un presupuesto que nos corresponde, callarnos (…) a no estar levantando la voz por los diversos temas como los que los investigadores de la universidad levantaron… No lo acepté y me levanté de la mesa”.

Y agregó: “Fue una reunión muy desagradable, no me gustaría comentar los detalles, porque por respeto a la intimidad de esa reunión no se debe. Fue tan desagradable que no me gustaría comentarlo”.

Si bien la presencia de miles de asistentes -pronostican que podrían ser más de cien mil-, será espectacular y contundente para demostrar el poder de convocatoria, será el discurso que pronuncie Ricardo Villanueva el corazón de esta megamarcha. De este discurso dependerá si la fuerza de la Universidad de Guadalajara se robustece o se debilita frente al alfarismo, porque la narrativa no puede centrarse en 140 millones de pesos sino en la defensa de la autonomía universitaria, en la defensa de la Universidad de Guadalajara como institución ante las agresiones del poder y de quienes se han sometido dócilmente a él, quizás a cambio de algunas monedas.

Bien subrayó mi buen amigo: Lorenzo Córdova dio ejemplo de cómo se defiende a una institución.

Hoy Ricardo Villanueva tiene esa enorme responsabilidad, de poner por encima de 140 millones de pesos la defensa de la Universidad de Guadalajara como institución.

Al tiempo…