Si bien no fue “la marcha más grande en la historia de Jalisco”, detalle que sirve sólo para entretenerse, y a reserva de analizar con detalle algunos otros aspectos alrededor del evento universitario, lo que ha dejado en claro este enfrentamiento del gobernador Enrique Alfaro Ramírez contra de la Universidad de Guadalajara es que en Jalisco la oposición está entregada y los Poderes del Estado sometidos al Ejecutivo estatal.

Y quienes quisieron marcar su distancia, lo hicieron de manera medrosa, tibia, tratando de no molestar en Casa Jalisco, pero al mismo tiempo no queriendo quedar mal con el Licenciado. Eso, sin duda, quedó registrado en ambas partes.

La firma del diputado José María Martínez como presidente y coordinador de la bancada de Morena en el Congreso del Estado y de los presidentes municipales de este partido en los desplegados de apoyo al Ejecutivo y en contra de la Universidad de Guadalajara, dejaron en claro de qué lado está en este conflicto el partido de la 4T… por ahora.

En el PRI, su dirigente Laura Haro Ramírez manifestó un tibio apoyo a la UdeG, deslindó a su alcalde de Ixtlahuacán de los Membrillos del desplegado en el que incluyeron su nombre y asumió la postura salomónica de no mostrarse a favor de uno o de otro de los protagonistas del conflicto.

El el PAN, dejaron más que evidente y subrayaron con su silencio que están sometidos al Ejecutivo al grado máximo. Ni una palabra más que agregar.

El el PRD, la presencia de su dirigente Natalia Juárez en la marcha como entusiasta maestra de ceremonias, sobresalió más como universitaria, pero ahí estuvo.

En Futuro Jalisco, parece que se asustaron con el conflicto y ni hablar han podido.

En este marco, destaca la parte del discurso del rector Villanueva Lomelí cuando subrayó cuál será el papel de la Universidad de Guadalajara en lo que resta del sexenio de Enrique Alfaro. O sea que esta “guerra” del gobernador en contra de la Casa de Estudios tiene aún muchas páginas por escribirse. Dijo:

“La Universidad de Guadalajara debe de asumir el peso y la responsabilidad del equilibrio político en Jalisco, porque los autoritarios creen que por disentir se les dobla, y no, gobernador, nadie te quiere doblar; si acaso, quisiéramos que ya te vayas.

“A partir de hoy, esta Universidad, ante la falta de división de poderes, ante el sometimiento de los partidos políticos a cambio de dinero para obras en sus municipios, ante cosas tan banales como el dinero que hoy el gobernador condiciona para comprar lealtades, ahora esta lucha es por la dignidad, por el respeto y por la legalidad del pueblo de Jalisco”.

La presencia discreta -con gorra negra y lentes oscuros- en la marcha del “blanco” de los ataques del Ejecutivo, Raúl Padilla López, quien no hizo declaración alguna a los medios, tiene también su significado político y envía el mensaje de que no está escondido, pero su silencio es señal de que no “picará el anzuelo” lanzado desde Casa Jalisco y que dejará que todo se dirima y se enfoque en un conflicto del gobernador del Estado en contra de la Universidad de Guadalajara.

Así, pues, la primera conclusión que podemos sacar de la “guerra” Alfaro contra la UdeG, que tuvo ayer su capítulo de la marcha, es que la universidad jugará el papel de oposición frente al gobierno del Estado que dejaron vacante los partidos; que no hay reversa en la relación, y mucho menos cuando el gobernador calificó a sus adversarios universitarios como “grupo de pillo”.

Así las cosas…