La carrera por Tlajomulco de Zúñiga comienza con dos punteros y varios factores que dispersarán el voto. Salvador Zamora y Marcela Michel además de la alcaldía se juegan su reputación, su ego y el futuro de sus partidos.

Zamora no puede darse el lujo de entregar el bastión de Movimiento Ciudadano. Tiene la misión de probarse como un activo fuerte para el partido, pues la derrota en su reelección dejaría claro por qué en varias ocasiones le negaron la candidatura.

Sus debilidades radican en el hartazgo por MC y su actor principal Enrique Alfaro; las acusaciones de corrupción vertidas en un diario estatal, donde el candidato emecista tacha como autor intelectual al empresario inmobiliario Vicente Chalita, han desgastado su imagen. De igual forma le recordarán la escasez de servicios públicos en su administración.

Las fortalezas zamoristas le están llegando de otras corrientes políticas. Ya sumó a Luis Gómez, ex priista y morenista molesto con la nominación de Marcela; también lo hizo con Gerardo Trujillo, emanado del tricolor. Se habla de que la participación del PRI y del PES le son afines para dispersarle votos a Michel.

El triunfo naranja tambalea. Pese a las inconformidades, el proyecto de Marcela Michel López está creciendo tanto en lo individual como por el hecho de portar la bandera de Morena. Su poderío económico, la influencia del Mazapán y de su padre entre el pueblo tlajomulquense, su género femenino y hasta su novatez en la política parecen cualidades.

Lo que es claro es que, si en campaña se mantienen las tendencias, el próximo alcalde o alcaldesa saldrá “raspado” con tanta guerra sucia en contra. Michel también ya ha sido receptáculo de señalamientos por presunta compra de su candidatura, su breve pasado priista, el antiguo parentesco con el Gobernador y, en fechas recientes, la supuesta relación con un psicoanalista con denuncias por delitos sexuales.

Mientras Zamora forma alianzas multicolores, Michel detona fuga de militantes y precandidatos. Además de Gómez, sucedió también con Misael Mercado (hoy en el PES), Cipriano Nevárez y Miguel León, este último llegó al PT como candidato; no se perfila como ganador, pero sí como un “caballo negro” que atacará a los dos adversarios grandes y les quitará sufragios, cerrando aún más la contienda.

MC no puede perder su cuna, menos cuando el alfarismo peligra ante Pablo Lemus y Alberto Uribe podría ganar Zapopan. Pero Morena tampoco debe estancarse otro trienio, pues dejarían de ser competitivos, además de que urge demostrar que su polémica abanderada es un acierto.

Será un duelo lleno de golpes bajos y de pronóstico reservado que definirá el destino de los dos partidos en 2024.