No sé cómo le vaya a ir a Jalisco el próximo año o en lo que resta del sexenio de los gobiernos federal y estatal, pero éste primero de Enrique Alfaro Ramírez resultó fatal. Y no sólo me refiero a los asuntos domésticos – grave inseguridad, crisis de dengue, tierra de ejecuciones y depósito de cadáveres (muchos desmembrados), burdas licitaciones a favor de funcionarios y sus familias o amigos, léase desvergonzada corrupción, violación a la autonomía del Poder Judicial, distanciamiento con los medios de comunicación o domesticación de algunos de ellos, por mencionar algunos-, sino a su relación con el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador.

Jalisco pagó en este primer año de gobierno un alto costo del desencuentro político y personal de los viejos aliados -López Obrador y Alfaro Ramírez-, y del grave desacierto del Mandatario estatal de enfrentarse públicamente y a nivel nacional al Ejecutivo federal, amenazándolo con romper el pacto federal si osaba no entregarle recursos para las obras que el propio presidente de la República había prometido en campaña a los jaliscienses. Por supuesto, ese dinero no llegó.

Lo peor que hasta ahora le ha sucedido a Jalisco es que hayan ganado su respectiva elección y gobiernen a la par Andrés Manuel y Enrique.

López Obrador estuvo en Mezquitíc y se comprobó que la relación entre ambos sigue mal, por no decir que pésima, pese a que aseguró que entre ellos no había pleito. Dijo: “Comentarles también que llevamos buena relación con el gobernador de Jalisco. No tenemos diferencias con Enrique Alfaro, porque no podemos pelearnos. Imagínense si cada quien agarra su rumbo, si nos peleamos, quien pierde es el pueblo…”. ¿Se imaginan si hubiera pleito?

Pero como bien dicen: amor que no se demuestra con presupuesto no es amor. Y el gobierno federal ya confirmó que no sólo no habrá más dinero para Jalisco sino que el monto para 2020 le será reducido en 3 mil 500 millones de pesos, a decir del propio Enrique Alfaro, lo que augura afectará a rubros como carreteras, seguridad pública, salud y educación.

La oficina de comunicación social del gobierno del Estado emitió el boletín de prensa sobre en encuentro en Mezquitic, acompañándolo de 57 fotografías; de ellas, 26 fueron del gobernador saludando a la gente -quizás para contrarrestar los abucheos de los que fue objeto durante su discurso-, y solamente siete donde aparece con López Obrador, pero en ninguna de ellas están dialogando o, cuando menos, cruzando miradas;, por el contrario, se observan distantes, pese a estar hombro con hombro; no se advierte un gesto de amistad, de cercanía, ni siquiera para guardar las apariencias.

Esto pareciera ser algo superficial, pero ahí está el fondo del trato que Jalisco recibe del gobierno federal, no obstante la visita de funcionarios como los titulares de Hacienda, de la SCT, de Gobernación y de otras secretarías. ¿O alguien tiene otra explicación?

¿Cuánto más y por cuánto tiempo seguirá costando a Jalisco y a los jaliscienses el diferendo real entre López Obrador y Alfaro Ramírez?

Al tiempo.