Cuando en un debate radiofónico sobre la Ley 3de3 con el diputado Pedro Kumamoto, el panista Juan Pablo Colín y el priista César Ruvalcaba -hace dos semanas-, le preguntaron a Augusto Valencia López en calidad de qué asistía a esa mesa, pues quería imponer los temas a debatir o al menos hablaba de todo y nada, sin inmutarse, muy seguro, respondió ante los micrófonos inmediatamente:
“¡De profesor de la Universidad de Guadalajara…!”.
Valencia López nunca ha perdido la oportunidad de deslindarse del Partido Movimiento Ciudadano que por accidente lo hizo primero candidato a la alcaldía de Zapopan -esa es otra historia que luego platicaremos-, luego regidor y ahora diputado local. Parece que entre más lejos del alfarismo y del color naranja, él está mejor. Sobran dedos de la mano, por ejemplo, para contar las ocasiones que en campaña portó la playera o un distintivo color  naranja del partido que lo postuló como de manera permanente lo hicieron los demás candidatos.
Ese distanciamiento que busca mantener con el emecismo ya provocó que sus compañeros diputados le reclamaran y llamaran la atención para que en las sesiones del pleno del Congreso vote en el mismo sentido de la fracción alfarista. “Para él era muy cómodo votar con la fracción en las buenas, pero en las malas votaba en otro sentido”, me confesó uno de sus correligionarios quien añadió: “Hoy ya cuando menos vota con la fracción”.
Otra crítica que sus compañeros diputados de partido le hacen a Valencia López es que se mete en todos los temas en lo que considera que le puede sacar ventaja personal, complicando en ocasiones el trabajo de quienes son los responsables de sacar adelante el asunto o las negociaciones que efectúan con sus contrarios políticos. Pero ésto no es sólo con sus correligionarios. Hace algunos días el diputado Pedro Kumamoto lo calificó de “intervencionista”, por ese afán de querer estar en todos los temas y hablar de todo aquello que le atraiga los reflectores de los medios de comunicación.
Diputado por el distrito 6 con cabecera en Zapopan, Augusto Valencia anda más preocupado por la situación del michoacano José Manuel Mireles, ex jefe de los autodefensas quien se encuentra en la cárcel, que en ayudar a solucionar los problemas que padecen todos los días sus representados en la ex Villa Maicera.
O manifiesta más interés por lo que le sucede a los maestros de la CNTE en Oaxaca que hasta participa en marchas  contra el gobierno federal -donde hubo actos vandálicos que minimizó porque son poca cosa frente a los “muertos” de Peña Nieto, dijo- como lo hizo el fin de semana, que por los problemas de los habitantes del distrito seis, como se lo recriminó en su cuenta de Twitter Harold S. Dutton, quien le escribió: “@augustovalencia si nos gustaría más interés tuyo en distrito que representas. Esto pasa aquí y no en otros estados”, y acompaña el texto con una fotografía del muro perimetral del fraccionamiento en construcción Bosque Encantado que se vino abajo y que llevó al Ayuntamiento de Zapopan a clausurar la obra.
De esto nada ha dicho Augusto Valencia, sólo retuiteó ignorando y sin responderle al remitente, quizás porque eso no le atrae los reflectores mediáticos y sí, en cambio, lo obliga a trabajar y a desquitar su nada despreciable “dieta”.
Así, pues, ignorando o menospreciando los conflictos que los habitantes del distrito 6 padecen en esta temporada de lluvias o sin preocuparse por legislar en beneficio de quienes votaron por él,  a Valencia López le interesa más realizar una visita turística al edificio sede de la Auditoría Superior del Estado (ASEJ) cuyo asiento, incluso, está en Guadalajara y no en Zapopan.
Augusto Valencia ha manifestado más una enfermiza obsesión por enfrentar al titular de la ASEJ que por legislar en beneficio de los jaliscienses, los zapopanos o, cuando menos, por los habitantes del distrito que representa. “Manosea” temas que sabe polémicos y que le darán espacio en los medios, pero nada de trascendencia o de fondo. No le gusta legislar.
En un documento con el número de oficio 119/2016, responde al exhorto que hizo el auditor Alonso Godoy Pelayo ante los reporteros para que quienes tienen dudas sobre la situación que guarda el terreno donde se construyó la nueva sede del ASEJ visitaran junto con él el Registro Público de la Propiedad y ahí confirmar el estado que guarda el predio, que según sus críticos tiene gravamen y se adquirió de manera irregular.
En dicho texto, en papel oficial, Valencia López dice al Auditor: “Quiero manifestarle que ACEPTO (mayúsculas del diputado). Tengo interés en conocer la situación jurídica del terreno así como el procedimiento que se siguió para su adquisición y realizar junto con usted una visita guiada a todo el edificio de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco.
“Quedo en espera de su pronta respuesta”.
Este hecho muestra de “cuerpo completo” y al natural al diputado Augusto Valencia López: “batea” e ignora públicamente el llamado de sus representados que le piden se preocupe por los problemas del territorio que representa, pero pronto se apunta para realizar una visita turística -seguro sin la guía del Auditor- al inmueble sede de la ASEJ, a sabiendas de que habrá medios de comunicación que perderán su valioso tiempo “cubriendo” su ocurrencia.
Augusto Valencia López es el mejor ejemplo, y quizás único en Jalisco, de la ilustrativa frase: “Cualquiera puede ser diputado, pero no cualquiera puede ser legislador”.