Pareciera una jugada del destino, pero cuando el color oficial del Gobierno del Estado y de los Ayuntamientos metropolitanos es el rojo, llega a la presidencia de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), de la Universidad de Guadalajara, José Alberto Galarza Villaseñor, mejor conocuido bajo el mote de “Rojo”.
Galarza Villaseñor, como el gobierno estatal priista, concluirá su gestión al frente de la agrupación universitaria en el 2006, y mejores augurios no pudo tener al lograr una convocatoria como dicen los cronistas no se había visto en los últimos años de las dirigencias universitarias bajo los gobiernos del Partido Acción Nacional.
Integrante en su momento del organismo universitario, ahí estuvo el gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz; cuatro secretarios de Estado, uno de ellos ex dirigente feuísta, Ricardo Villanueva Lomelí; tres alcaldes, uno de ellos el alfarista de Tlajomulco, Ismael del Toro; el rector, Tonatiuh Bravo Padilla; el ex rector y hoy diputado J. Trinidad Padilla López; el presidente del Tribunal Administrativo del estado, el polémico Armando García Estrada; el presidente del Instituto Electoral, Tomás Figueroa Padilla; el diputado perredista Enrique Velázquez González; 10 rectores de Centros Universitarios, como el de Ciencias de la Salud, Héctor Raúl Gómez Pérez, quien destacó: “de la FEU ha salido un gobernador” e hizo futurismo: “quizás aquí tengamos a más de un gobernador en el futuro…”.
El gran ausente, por razones de salud -y en caso de no estar convaleciente quizás hubiera sido por prudencia política-, fue el ex rector Raúl Padilla López, a quien a muchos les basta llamarlo: “El Licenciado…”.
Y ante esta ausencia, pero con la presencia del secretario general de la UdeG, Alfredo Peña Ramos, quien ha sido prácticamente el impulsor de los últimos tres dirigentes de la FEU: César Barba, Marco Antonio Núñez y el propio Galarza Villaseñor, el famoso “Rojo” dijo en su discurso:
“Esta organización, por definición es de todos; que eso quede bien claro: la FEU no tiene ni deberá tener dueño. Debemos aspirar tener una organización horizontal en la que todas las expresiones quepan, en la que las voces tengan fuerza por sus propias capacidades…”.
Sin duda que se presenta un interesante panorama para la FEU bajo una nueva realidad política y social en la entidad.
Durante los gobiernos panistas se tuvo una FEU crítica, combativa, ganándose espacio en los medios con la exigencia de un transporte universitario propio, con una oposición al alza de tarifas del transporte urbano…
Hoy el mote de su presidente y el color oficial del gobierno estatal no puede confundirse y difuminarse en una sola línea donde la FEU corra el riesgo de perder su voz crítica cuando de alzarla y hacerla oir se trate. La fuerza política demostrada en la ceremonia de relevo de dirigente, no puede quedar en un simple evento anecdótico para los anales de la historia deuísta.
José Alberto Galarza Villaseñor tiene el reto, pues, de superar el trabajo realizado por sus antecesores a la luz de una sociedad más critica e informada, más demandante y donde el gremio estudiantil ya no responde a una sola voz.
Ahora “Rojo” deberá mostrar que no será rehén de sus propias palabras, que la FEU “no tiene ni deberá tener dueño”.