Puntero en las encuestas con un margen de ventaja diverso sobre sus principales oponentes, hoy Enrique Alfaro Ramírez cierra un capítulo del que seguramente es el mayor reto de su vida política por la posición que guarda: su campaña política a la gubernatura.
Hace seis años vivió la misma experiencia, pero resultó amarga al ser derrotado por el hoy gobernador Jorge Aristóteles Sandoval Díaz.
Ahora, en cambio, parece ir “en caballo de hacienda” con una ventaja en las encuestas -subrayo: en las encuestas- que van desde el 10% según el periódico El Financiero, pasando por el 24% que le otorga la más reciente del diario Mural -publicada anteayer-, hasta el 30% que le otorga la Cámara de Comercio de Guadalajara.
Sin embargo, no son pocos los que coinciden -y así lo he asentado en diversas colaboraciones tanto aquí en Marcatextos como en El Diario NTR Guadalajara, en mi columna “Entre Semana”- que el semblante de Alfaro no es de quien está a un paso de la victoria y de lograr uno de sus mayores sueños: gobernar su estado natal.
En contraste con el resultado de las encuestas, con las voces de simpatizantes y no simpatizantes que reconocen su ventaja y ante la postura festiva de quien asegura que no hay nada que le arrebate la victoria salvo una “catástrofe”, hay algunos puntos que otras posturas más serenas nos llaman a reflexionar y a no minimizarlas o despreciarlas.
Anotemos:
1. La inconformidad de un importante sector de comerciantes en su contra, por el trato que dio a los ambulantes en Guadalajara. Hay quien nos asegura que, incluso, en otros municipios fuera de la zona metropolitana, se han manifestado en su contra molestos o enojados por esta actitud y trato del candidato de MC.
2. La molestia de no pocos jaliscienses por el derroche millonario de recursos que so pretexto de promover el arte urbano realizó en obras que no sólo no los convencen del significado que supuestamente tienen, como la “plumota” en avenida Américas como “homenaje” a los periodistas o la macetota de su amigo Fors en el paseo Alcalde, sino que hasta ofendieron a un amplio sector de católicos como lo es la de “Sincretismo”, que generó varias manifestaciones en contra.
3. La irritación provocada por la supuesta rehabilitación de zonas que sólo fueron pretexto para dar paso luego a la construcción de proyectos inmobiliarios que presuntamente benefician a sus amigos, dañando severamente el entorno ecológico, que causo además enfrentamientos con vecinos y grupos ecologistas.
4. El fracaso en la realización de obras para evitar inundaciones en el temporal de lluvias con un costo millonario, pues tanto el año pasado como el actual evidenciaron que no cumplieron con el objetivo y hoy los vecinos se enfrentan nuevamente a un problema del que parece no escaparán.
5. Las no pocas reuniones con pobladores de municipios del resto del estado -fuera de la zona metropolitana-, donde la convocatoria fue un fracaso y pocos simpatizantes se hicieron presentes. Aunque no hay manera de confirmarlo, se asegura que no fueron pocos los eventos que tuvo que cancelar por la falta de asistentes.
Los anteriores, entre otros, se asegura que son los “prietitos” en la aspiración de Enrique Alfaro que pudieran tener un costo que reduzca la diferencia porcentual con sus adversarios o, incluso -se atreven a predecir-, que pudieran poner en riesgo su ventaja y hasta su triunfo.
He insistido en que no obstante lo que hoy dicen las encuestas, a siete días de la jornada electoral no hay nada escrito y que aún no hay nada para nadie. Y es el caso de Alfaro, que no puede cantar victoria hasta en tanto no tenga la mayoría de votos cantados por la autoridad electoral.
Mientras tanto, hoy estará de fiesta. Vamos a ver si la disfruta como al parecer no disfruta su ventaja electoral.
Al tiempo.