La honestidad -que no siempre necesariamente tiene que ver con cuestiones de dinero-, no es una característica de los diputados como sí lo es la simulación. Y para ésta, muchos se “pintan solos”.
Un ejemplo muy claro de que la simulación se les da muy bien: se dicen democráticos, siempre y cuando sea a su beneficio; se dicen preocupados por el bienestar social, siempre y cuando le saquen “raja” que les permita seguir viviendo del erario público; se dicen al pendiente de su comunidad o representados y no tienen empacho en estirar la mano para embolsarse 92 mil pesos dizque para sus casas de “enlace” que no son otra cosa que casas de campaña…
Y así, hasta el infinito y más allá (dixit Buzz…).
Bueno, pues en este tenor hay cuatro diputados que fueron postulados a sus cargos por el Partido Acción Nacional; que recibieron recursos para su campaña del Partido Acción Nacional; que en su campaña utilizaron argumentos fundamentados en la doctrina del Partido Acción Nacional; que durante su campaña enarbolaron (y se atascaron la boca) de los discursos de los ideólogos del Partido Acción Nacional; que sus carreras políticas -en algunos incipiente- se la deben al Partido Acción Nacional; que gran parte de sus ingresos económicos los obtuvieron gracias a que recibieron el “cobijo” de la función pública en gobiernos emanados del Partido Acción Nacional…
Bueno, pues esos cuatro diputados postulados por el Partido Acción Nacional hoy traicionan al Partido Acción Nacional… y a sus electores.
Bajo el pretexto de que no están de acuerdo con el actuar de su coordinador Gildardo Guerrero, los legisladores que lo son gracias al Partido Acción Nacional: Juan José Cuevas, Alberto Esquer, Guillermo Martínez Mora y Víctor Manuel Sánchez, deciden públicamente desafiar no sólo a su coordinador sino a su dirigencia estatal y se convierten en aliados de sus adversarios políticos del Partido Movimiento Ciudadano.
Quizás “deslumbrados” y apantallados por el fenómeno del “alfarismo” y temerosos de que ser panistas ya no le dejan ganancias políticas, Cuevas, Esquer, Martínez y Sánchez engañan a sus electores con el argumento de que actúan en su beneficio cuando lo que hay de fondo no es sino un interés personal de continuar con sus carreras políticas -o sea, seguir viviendo del erario público- y “brincar” -cual “chapulines”- a un siguiente cargo con ganancias más jugosas: la Cámara de Diputados, donde no les darán lata con eso de que renuncien a sus “casas de enlace”.
Si fueran honestos con sus electores a quienes les deben el voto; si fueran honestos con el partido que los postuló, Acción Nacional; y si fueran honestos consigo mismos, estos cuatro legisladores ya hubiesen renunciado a su militancia en el PAN y en un acto de congruencia solicitar su afiliación al partido alfarista del Movimiento Ciudadano.
Pero no, cual “niños héroes”, Juan José, Alberto, Guillermo y Víctor se cubren con la bandera del PAN y se arrojan al vacío… pero para caer cómodamente en el “colchón” del alfarismo.
¿Y la congruencia y la honestidad? ¡También al vacío…!