Senador José María Martíne
No fueron pocos los que demandaban la reelección de legisladores y alcaldes, como una forma de que senadores, diputados (federales y locales) y presidentes municipales, tuvieran un mayor compromiso con sus electores y no con los partidos políticos que los postularan.
EL PAN exigía esta reforma desde hace ya 20 años pero el PRI hacía “mutis”, porque era el partido más reacio a darle entrada a esta figura cuyo origen remotan a la célebre frase de Francisco I. Madero de “Sufragio efectivo, no reelección”, estampada en nuestra Constitución federal.
Los promotores de la reelección argumentaban que el espíritu de la “no reelección” maderista era en el plano del Ejecutivo, concretamente el federal tras la experiencia del general Porfirio Díaz; los opositores reclamaban un respeto total a Carta Magna y el rechazo a cualquier intento de modificación.
Pero como en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari cuando cambió la historia del país con las reformas a los artículos 27 y 130 y los ejidatarios fueron dueños de las tierras que trabajaban y se reconoció jurídicamente a las iglesias y se reestableció la relación diplomática entre México y El Vaticano, ahora con Enrique Peña Nieto se da paso a la reelección en México, aunque acotada.
Legisladores priistas me refirieron en su momento que abrir media puerta a la reelección legislativa, significaba que al tiempo se abriría completamente a la reelección del Ejecutivo en sus tres niveles de gobierno, porque no pensaban si quiera que se permitiera la reeleción de los munícipes.
La verdad escondida, para muchos, es que la oposición de los dirigentes priistas a la reelección era un verdadero temor a perder el control de los aspirantes y candidatos, quienes llegados al poder deberían prestarles agradecimiento y, en no pocos casos, hasta sumisión si pretendían proseguir su carrera política.
“Haiga sido como haiga sido”, los senadores dieron el paso tan temido en otros tiempos y aprobaron la reelección de diputados federales y estatales, senadores y presidentes municipales; bueno, hasta aprobaron la reelección de diputados y senadores plurinominales y de quienes lleguen por la vía como independientes.
Sin duda que ante esta nueva realidad, se han escuchado voces en pro y en contra.
Los que están a favor, destacan que si bien no se permitió la reelección directa, simple y llanamente, lo logrado es un primer “gran paso” en este terreno; mientras que quienes están resignadamente en contra, reclaman la eliminación de cualquier “candado” que obstaculice la reelección directa.
Pero parece que aun no está todo dicho en este renglón, pues como advirtió el senador panista jalisciense José María Martínez Martínez, falta aun la reglamentación que podría modificar lo permitido en un dictamen que aun falta ser sancionado en San Lázaro.