Horas antes de que Enrique Ochoa Reza saliera alrededor de las 21:00 horas ante los medios para anunciar su renuncia como presidente nacional del PRI, Wikipedia ya había “oficializado” lo que dejó de ser un rumor de días atrás para convertirse en una versión abordada ayer por diversos columnistas políticos de la capital del país.
Por la tarde de ayer, quien entró a Wikipedia y buscó el perfil de Ochoa Reza, ya podía leer lo siguiente: “De julio (sic) de 2016 a mayor de 2018 fue el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionarios Institucional”.
Y en la parte derecha del portal, donde aparece la fotografía del personaje, se leía debajo de la de Enrique Ochoa: “Presidente del Partido Revolucionario Institucional. 12 de junio (sic) de 2016-2 de mayo de 2018”.
Horas después de lo anterior, los hechos lo confirmaron: salió Ochoa Reza y llegó el ex gobernador de Guerrero, Juárez Cisneros, con un testigo de calidad: el candidato presidencial José Antonio Meade Kuribreña.
La escena que observamos ayer ya la habíamos visto semanas atrás aquí en Jalisco cuando “a mitad del río” -en plena campaña electoral- se cambió de dirigente estatal del PRI con la salida de Héctor Pizano Ramos y la llegada de Ramiro Hernández García. En la capital del país, Ochoa anunció que Juárez llegaba a hacerse cargo de la presidencia, pero que pronto se convocaría al Consejo Político Nacional para formalizar la elección del nuevo dirigente y que rinda protesta. Aquí en Jalisco, nada similar se dijo y hoy se encuentran enmedio de un embrollo del que no saben cómo salir.
Pero, ¿es benéfica la salida de Ochoa y la llegada de Juárez, en plena campaña electoral y cuando su candidato Meade se mantiene estancado en la tercera posición en las encuestas, mientras observa cómo sus dos principales rivales se alejan? Creo que ante esta realidad, nada pierden con el relevo en la dirigencia; por el contrario, es una apuesta que estaban obligados a realizar, pues ya nada tienen qué perder y sí mucho que ganar.
Sin embargo, si lo que se pretende con éste cambio es tratar de modificar la posición de Meade y revertir la tendencia, es una medida insuficiente. El siguiente paso -y se asegura que así será-, debe ser un “golpe de timón” del candidato priista en su propio equipo de campaña, realizando cambios ya con carácter de urgentes y modificar la estrategia que le permita acortar distancia con quien va en la segunda posición y posteriormente con quien está en el primero.
Faltan exactamente 59 días para la elección, y hay quienes consideran que el PRI y su candidato Meade ya nada tienen qué hacer en una contienda donde la distancia con el puntero es inalcanzable, mientras otros le apuestan a un escenario similar al que se presentó hace seis años con Felipe Calderón, quien de mantenerse en la tercera posición logró remotar no sólo el segundo sino llegar al primero, luego de un cambio drástico y de fondo en su equipo y en la estrategia.
A algo similar le apuestan ahora los priistas, y en 59 días mucho puede cambiar…
Soy de los que consideran que aún no está dicha la última palabra sobre el futuro del candidato del Frente por México, Ricardo Anaya. No creo que, como él lo dice -por estrategia, claro-, ésta elección ya es entre dos candidatos: López Obrador y él. Como tampoco creo que sea conveniente que Andrés Manuel crea que ya tiene la victoria “en la bolsa”.
He sido testigo, y aún lo mismo me han contado los viejos de la comarca, que en política hay muchos ejemplos de que “del plato a la boca, se cae la sopa”. Y en esta contienda electoral puede suceder. Ni López Obrador puede creer que ya ganó ni Anaya Cortés puede asegurar que el PRI y Meade ya nada tienen qué hacer y que todo se limita a una lucha entre él y el tabasqueño. Estoy convencido de que el candidato priista buscará hacer “la chica” y dar la sorpresa. Y para eso, aún hay tiempo.
Por eso creo que hay que estar muy atentos a lo que pueda venirse en el futuro con un fuerte impacto en las elecciones, tanto que puede modificar la posición que hoy guardan los tres principales contendientes.
Y si no, al tiempo.