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Gilberto Pérez Castillo
El Gobernador Emilio González Márquez, alentado por su equipo cercano, decidió pelearse con el grupo político que controla a la Universidad de Guadalajara, la enorme universidad pública de Jalisco.
Hasta hoy los escenarios del pleito han sido diversos, la forma de enfrentar las contingencias del dengue y de la gripe provocada por el aH1N1, la intención de construir un estadio en la Barranca y la negativa gubernamental a hacerlo en un espacio universitario, el afán de hacer la Villa Panamericana en el Parque Morelos y el diseño del sistema del BRT o Macrobús. Hasta aquí no ha habido un solo asunto en el que el Gobernador y su gente hayan ganado una batalla.
Pero, acostumbrado a perder una y otra vez y a dar batallas que no tienen sentido, Emilio González y su grupo se metieron a un terreno en el que siempre el Gobierno Estatal saldrá perdiendo: el del regateo del presupuesto para la universidad.
Con su tono burlón, que no tiene sustento en la cara de un gobernante que casi todas las pierde, Emilio González abrió fuego en el tema del presupuesto y se metió en la arena movediza, pues el asunto presupuestario es tal vez el único capaz de unir a toda la comunidad universitaria, sea padillista o no, en contra de quienes controlan los dineros para la educación: los gobernantes.
Creyéndose ajedrecista, Emilio quiso meter a los universitarios al juego de “te doy más (80 millones) pero respalda que pida un crédito”, pensando que así había doblado al grupo que encabeza el ex Rector Raúl Padilla López.
Pero ahora el gobernador se está dando cuenta que -con este pleito por el presupuesto universitario, que el inició- está en camino de perder una batalla más y que, con tanto pleito absurdo, se está quedando sin aliados para enfrentar medianamente los últimos tres años de su gestión.