La 59 Legislatura del Congreso del Estado ya se fue. Ahora todo lo que respecta al futuro del Poder Legislativo le corresponde a la 60.
Lo que hicieron los anteriores diputados ya es pasado. Ahora les corresponde a los nuevos construir el presente y la nueva realidad del Congreso. Para bien o para mal.
Los 39 integrantes de la 59 Legislatura son corresponsables de todos los desmanes que juntos hicieron con los recursos públicos que tiene asignados el Congreso.
Todos son corresponsables, aunque quienes fueron sus coordinadores están, sin duda, en la primera línea de esa responsabilidad. Recordemos quiénes fueron esos coordinadores: Roberto Marrufo fue el coordinador del PRI. Abraham González, José María Martínez, Gustavo Macías y José Antonio de la Torre lo fueron por el PAN. Raúl Vargas del PRD y Enrique Aubry del Partido Verde.
Pero ese pasado ya no se puede cambiar, aunque sí se puede, y se debe, castigar.
Los nuevos responsables
Los 39 nuevos diputados locales, que ayer se iniciaron como integrantes de la 60 Legislatura del Congreso son los nuevos corresponsables del mismo.
Su obligación es arreglar el cochinero que les dejaron y hacer que se castigue a los responsables del mismo.
Pero los nuevos diputados no pueden asumir ante la sociedad el papel de echarle la culpa de sus propios resultados a los que ya se fueron.
Buscar el castigo de los responsables del desmadre financiero y ordenar la casa es obligación de los nuevos diputados, pero también es su obligación cumplir cabalmente con las funciones constitucionales sustanciales que tiene el Poder Legislativo: hacer y mejorar las leyes que rigen la vida social de los jaliscienses, revisar las cuentas públicas y castigar a los corruptos, y ser un contrapeso real de los otros dos poderes.
No se vale, ni se valdrá, que los diputados integrantes de la 60 Legislatura quieran justificarse, si sus resultados no son los que espera la ciudadanía, con el pretexto del cochinero que heredaron.
Tampoco se valdrá que quieran simplemente compararse con las anteriores tres legislaturas, para justificar lo que alcancen a hacer.
No, esta Legislatura está obligada a ser la que Jalisco requiere y exige en este momento, independientemente de lo malas que hayan sido las anteriores.
Las responsabilidades
A la nueva fracción del PRI en el Congreso del Estado, por estar ahora en la mayoría, le corresponde empujar al Congreso hacia adelante, sin caer en la tentación que querer llevar la historia hacia atrás y tratar de devolver al Legislativo el indigno papel de apéndice u oficina de trámites del Ejecutivo.
A las fracciones del PAN y del Partido Movimiento Ciudadano les toca hacer una oposición férrea en donde corresponda, pero sin caer en la irresponsabilidad de oponerse u obstaculizarlo todo, por el simple hecho de tratar de que al PRI le vaya mal.
A todos los diputados de la 60 Legislatura les obliga revertir la tendencia degradante que viene acarreando el Congreso de Jalisco, revisar y mejorar las leyes para contribuir a solucionar los problemas de los jaliscienses, construir un sistema real y eficiente de fiscalización de los recursos públicos y de castigo a quienes abusan de ellos, y hacer del Legislativo un verdadero contrapeso de los otros dos poderes, el Ejecutivo y el Judicial.
La comparación que los jaliscienses haremos de la actuación de la 60 Legislatura será en términos de lo que esperamos que hagan y con lo que deben hacer por obligación estos nuevos diputados, no en relación a lo que hicieron sus antecesores, porque ese no puede ser un parámetro aceptable.