Julio César Hernández
Desde hace tiempo, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez era acompañado por un grupo de escoltas que presuntamente no pasaban de ocho, según quienes los llegaron a observar. Unos, dicen, fueron proporcionador por el Gobierno del Estado y otros por una empresa de seguridad privada.
Sin embargo, anteayer por la noche, Joaquín López Dóriga, de acuerdo a los reportes del reportero enviado a Guadalajara, reveló que el cardenal Sandoval Iñiguez fue escoltado por 15 elementos de seguridad durante su estancia en el municipio de Encarnación de Díaz (“La Chona”), que prácticamente lo “cubrieron” durante el recorrido del templo a su vehículo.
Pero no sólo eso, sino que también transmitió imágenes donde se observó a elementos de seguridad estatales, con uniforme y armas, rodeando el atrio del templo donde el Cardenal oficiaba una misa. Y, además, había otros elementos uniformados y vestidos de civil que impedían el paso a quienes seguramente no fueron invitados, como fue el caso del reportero de Televisa.
¿Cuándo habíamos visto que elementos de seguridad pública custodiaran un templo para proteger la persona de un prelado de la Iglesia Católica? ¿Cuándo se había visto que el Arzobispo de Guadalajara canminara cubierto por una valla de elementos de seguridad que impedía que personas extrañas se le pudiera acercar?
Curiosamente este estricto despliegue de seguridad en torno a la persona del cardenal Sandoval se registra dos días después de que criticara fuertemente a la mayoría de miembros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por haber aprobado que parejas de homosexuales pudieran adoptar menores como sus hijos, y el mismo día en que el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, presentara una demanda civil en su contra por declarar que otorgó dádivas a los ministros.
¿Por qué esa cantidad de elementos de seguridad acompañaron al Prelado? ¿Por qué se custodió los alrededores de un templo como se hizo en Encarnación de Díaz? ¿Por qué inusitadamente se impidió el acceso a cualquier persona al templo?
¿Sabrán algo las autoridades que el resto de nosotros ignoramos como para asegurar de esa manera la integridad del Cardenal o fue simplemente mera precaución?