Por Julio César Hernández

Nadie puede decirse engañado. En apenas el tercer párrafo de su discurso –de cuatro cuartillas- José María Andrés Villalobos, al rendir protesta para un nuevo período como presidente de la Cámara de Comercio de Guadalajara, lo advirtió:

“Nuestro ejercicio y experiencia nos ha enseñado como institución, que a través del diálogo, de la crítica constructiva y propositiva se logra más que con enfrentamientos y descalificaciones (…). Más que ahondar en nuestra problemática, a manera de enfrentamiento o crítica no asertiva, nos pronunciamos por la unión de los sectores…”.

Sin embargo, de ahí en adelante Andrés Villalobos leyó un discurso zigzageante: una defensa a ultranza del gobernador Emilio González Márquez y una severa crítica a diestra y siniestra a los medios de comunicación, a funcionarios municipales, al Poder Judicial y al Grupo Aeroportuario del Pacífico, lanzando en su contra acusaciones sin pruebas de por medio.

El discurso del dirigente de la CANACO parece ser una respuesta al que emitió apenas el martes pasado el dirigente de la Coparmex, Pablo Lemus Navarro, que tuvo un espíritu más crítico.

En este sentido, Andrés Villalobos no nos decepcionó.

Ratificó su papel de defensor oficioso del gobernador González Márquez.

En su discurso, desplegado en 21 párrafos, Andrés Villalobos “arropó” al mandatario estatal destacando sus acciones –sin que haya aun resultados de las mismas-, y sin encontrarle ningún defecto.

En cambio, sin ofrecer pruebas o elementos que sostengan su dicho, acusó a los medios de comunicación de “amarrar navajas entre el gobierno y el sector empresarial”.

Y arremetió:

“Denunciar lo que está mal es parte de su tarea, pero lo es también señalar logros y aciertos, pues tal pareciera que si no hay conflicto, si no hay error, no hay noticia. Les pedimos humildad y honestidad cuando se equivocan, y que traten al sector empresarial con el mismo respeto que nosotros les otorgamos, porque los empresarios estamos unidos. Si nos pegan a uno, nos pegan a todos”.

Sin duda que con esto último salió en defensa de su colega industrial Javier Gutiérrez Treviño, a quien no le fue nada bien tras declarar que de un “bucho” de agua del Río Santiago nadie se muere y que él estaba dispuesto a echárselo para demostrarlo.

Pero José María Andrés debe de saber que él y los demás dirigentes empresariales, deben de responsabilizarse de lo que dicen y asumir las consecuencias.

Grave, igualmente, la acusación que hizo en contra de funcionaros municipales sin ofrecer elementos de prueba, cuando dijo:

A los alcaldes y regidores “les recordamos que ha transcurrido un tercio de su administración y que en unos meses muchos de sus colaboradores estarán buscando nuevas posiciones, dejando la operación y funcionamiento en empleados y mafias que saben que entre más compliquen las cosas más posibilidades tendrán de obtener posiciones y jugosos dividendos, y para cuando ustedes y sus equipos se den cuenta de la situación, ya estarán entregando sus puestos a la siguiente administración…”.

Sin duda, pues, que Andrés Villalobos, en su afán de quedar bien con el Ejecutivo, se fue de bruces. Allá él.