aristoteles
Julio César Hernández
Apenas cinco días de haber asumido el gobierno municipal de Guadalajara, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz ya sufrió su primer “tropiezo”. Y más le valdría poner atención en otros renglones si no quiere repetir la mala experiencia.
No se puede definir de otra manera la designación, primero, y remoción, después, de la ex consejera electoral Rosa del Carmen Álvarez como directora de Inspección y Vigilancia, quien legalmente está impedida a ocupar algún cargo público o de elección popular hasta que no hayan transcurrido dos años de su salida del Instituto Electoral del Estado, de acuerdo al artículo 12 de la Constitución del Estado.
La remoción de la ex consejera -quien rindió protesta el martes-, bien puede considerarse como un primer triunfo del PAN tapatío, pues Aritsóteles Sandoval no reaccionó a ello sino hasta que el dirigente panista Manuel Romo reiteró ante los reporteros lo que desde días atrás se había comentado ya en algunos medios de comunicación.
Es de llamar la atención que este detalle de la imposibilidad de Rosa del Carmen Álvarez para ocupar algún cargo público le haya pasado “de noche” al propio munícipe tapatío, y que la propia fugaz funcionaria municipal no haya caído en la cuenta del impedimento que tenía, aunque hay quienes como buenos abogados pretendieron interpretar la ley a favor de ésta.
Finalmente Sandoval no quiso correr más riesgos y decidió no extender oficialmente el nombramiento, aprestándose a designar a un nuevo encargado de Inspección y Vigilancia.
Pero bien dicen: “palo dado… ni Dios lo quita”.